
Por Benjamín Barney Caldas
Arquitecto de la Universidad de los Andes con maestría en historia de la Universidad del Valle. Ha sido docente en Univalle y la San Buenaventura y la Javeriana de Cali, y continua siéndolo en el Taller Internacional de Cartagena, de los Andes, y en la Escuela de arquitectura y diseño, Isthmus, en Panamá. Miembro de la Sociedad Colombiana de Arquitectos, la Sociedad de Mejoras Públicas de Cali y la Fundación Salmona. Escribe en Caliescribe.com desde 2011.
Son aquellas indiferenciadas, que no destacan de la generalidad, que es otra de las acepciones de la palabra anónimo que da el Diccionario de la Lengua Española, DLE. Tal es el caso de Cali si no fuera por sus cerros y la cordillera pues su cantado río ya casi no se puede ver y el plan verde del valle ya esta muy lejos, y su arquitectura anónima nada dice aparte de la mediocridad de sus arquitectos ocultos. Solo se destaca en el horizonte urbano la llamada “Torre de Cali” cuyos 45 pisos le hicieron exclamar al famoso arquitecto suizo Mario Botta “¿pero por qué?” (Torres & “torres”, El País 21/06/2001); y por pura pretensión sería la respuesta, pues lo que querían era el edificio mas alto del país.
Quedan algunos pocos barrios y unos pequeños sectores con carácter. Como San Antonio con su capilla en lo alto Miraflores alrededor de su verde parque; o también el conjunto blanco de la iglesia de La Merced o la roja Torre Mudéjar, cada vez mas bellas. Pero casi nadie las ve, al menos no regularmente, y para muchos recién llegados no son parte de la imagen urbana de “su” ciudad, ni lo son para esos cuyo “buen gusto” es apenas lo que está a la moda, como tanto se ha repetido, o que no ven mas allá de las pequeñitas pantallas de sus celulares pues ahora, como lo subraya Umberto Eco: “Tuiteo, luego existo” (De la estupidez a la locura / Cómo vivir en un mundo sin rumbo, 2016, p. 39).
Y en Cali se continúa alterando su patrimonio construido cuando no demoliéndolo, como finalmente lo ha denunciado la Contraloría Municipal: “En la auditoría quedó claro que Planeación no hace seguimiento para verificar las condiciones en las que se desarrollan ciertas obras en la ciudad. Tampoco hay un control eficaz a las curadurías ni a las licencias de construcción que estas expiden. La falta de personal para ejercer este tipo de controles no es una excusa para dejar a un lado el seguimiento a los procesos”, afirma el Contralor Ricardo Rivera, señalando “la falta de control por parte del Departamento Administrativo de Planeación Municipal” (El País 13/12/2016).
Como ya se dijo en esta columna (22/06/2013) las ciudades responden al comercio, la industria, el trueque de conocimientos, la religión o la guerra (Pirenne). Transforman al campesino en ciudadano, y sus deseos y necesidades vuelven un sitio natural un lugar construido (La Blache), para vivir civilizadamente (Ortega y Gasset). Satisfacen las necesidades de los ciudadanos pero su fin es que vivan bien (Aristóteles) y de una manera determinada (Hobsbawm). Concentran el poder de una sociedad, son escenario y símbolo de su cultura y con la lengua la mayor creación humana (Mumford) y la mas compleja (Waern). Un arte colectivo (Schneider) con teoría y práctica propias (Sitte, Rykwert, Moholy-Nagy).
Autores que deberían haber leído antes, además de otros mas técnicos, todos los que pretenden ahora orientar a Cali, pues como lo deja en claro Eco “…sería un idiota (como muchos de los que contestan a esa pregunta) si a lo largo de mi vida un solo libro hubiera ejercido sobre mi un influjo más definitivo que otro” (p. 53). Son solo once libros, no es mucho pedir…aun cuando con el bajísimo nivel de lectura que hay en el país tal vez si lo sea; y de ahí la nueva, muy poblada y muy extendida ciudad anónima que nos tocó. La que afortunadamente salva su clima, relieve y vegetación: su ondulado y muy bello paisaje como lo es el seductor caminar de las caleñas, y no solo en navidad.