Por Raúl Platicon
Como Afrocolombiano estoy convencido de la trascendencia de la diáspora africana en Colombia, sin embargo hay quienes afirman que no es posible mostrar tal trascendencia pues aducen que el proceso esclavizador rompió con todas diferentes culturas traídas por los africanos a América, yo me resisto a creer en eso porque cada día me encuentro dando pasos a través de esa herencia ancestral, ya que los verdaderos afrodiaspóricos no se encuentran entre intelectuales granujas que construyen el saber desde afuera y dictaminan cuál es la historia de nuestros pueblos, sino entre aquellos y aquellas personajes olvidados en los azares de la sociedades postmodernas, esos que hacen de su diasporicidad (consciente o inconsciente) una cotidianidad y ofrecen a sus descendientes el legado de sus ancestros africanos y americanos.
Hablo de aquello que se encuentra alrededor de nosotros, eso que hace de Cali la capital del Pacifico: el pregón de los vendedores de las plazas de mercado o de la seño que vende chontaduros, los colores de sus atuendos, los saberes, la alegría, la determinación, los cuentos, su música, los peinados, el color de sus pieles, sus sabores, su religiosidad, la particular forma de celebrar la vida y vivir la muerte, la sonrisa de los niños y de mi abuela.
Estampas Africanas
“Para ser un marimbero primero hay que aprender a escuchar los sonidos de la selva” estas son las palabras de José Antonio Torres “Gualajo” cuando se le pregunta por lo necesario para tocar ese instrumento maravilloso mezcla de la fantasía, realidad y trascendencia de la diáspora africana en Colombia llamada Marimba, esta frase enmarca el amor y respeto del afrodescendiente por la naturaleza, idea concordante con la filosofía Muntu (Del pueblo Bantú) que ve a los seres humanos como parte de la naturaleza y no como su dueño. Su lugar de origen es Guapi un municipio ubicado al sur occidente de Colombia en el departamento del Cauca, pero su lugar de nacimiento bien pudo ser uno de los cientos de municipios habitados por los afrodescendientes en el país, muchos de los cuales rememoran el origen africano de nuestros ancestros como Tadó o Satinga.
Su apellido es Torres muestra ineludible del proceso esclavizador y colonizador europeo, pero bien pudo ser de apellido Ambuila, Ardda, Angola, Arará, Baca, Balanta, Biafara, Bioho, Bran, Briche, Cachimbo, Carabalí, Congo, Chalá, Chara, Chocó, Lucumí, Mandinga, Ocoró, Popó, Possú, entre muchos otros que demuestran la resistencia cultural y social de nuestros ancestros.
Cuenta Gualajo que nació ayudado por una partera llamada Francisca, de las muchas que existen en la región del pacífico colombiano y que se dedican a traer niños al mundo teniendo por utensilios sus manos y los conocimientos heredados de generación en generación para darle la bienvenida a ese ser neonato al mundo, más allá de las condiciones adversas que puedan presentarse el nacimiento es una acto ritual, que comprende el uso de plantas medicinales y aromáticas, rezos y el corte del cordón umbilical con la extracción de la placenta, en el caso de Gualajo como su padre construía instrumentos musicales como Marimbas, Guasás, Bombos y Cununos con los que se pueden disfrutar aires musicales como el currulao, el bambuco, y el bunde; ella decidió colocarlo sobre una marimba y allí le cortaron el cordón umbilical, al respecto Gualajo dice “La marimba me acaricio ese día por eso yo la acaricio ahora”. A partir de ese día la historia de este músico excepcional ha estado regida por el pulso de los golpes de madera, el arrullo del viento y el canto de los pájaros que lo han convertido en “el pianista de la selva”.
Venir al mundo en el pacifico es nacer en un territorio mágico, espiritual y místico; envuelto en el misterio, donde aún persiste la confianza en el saber de los mayores como las mujeres parteras que ombligan a los chicos de dos formas: la primera enterrando su ombligo y placenta debajo de las raíces de un árbol que después será presentado al niño como su ombligo para que este lo considere parte de su familia, atándolo a la vida de este territorio, la segunda: al esparcir polvos de material de origen mineral, animal o vegetal, para que adquiera las facultades y capacidades de estas sustancias, ello podría estar en concordancia con la idea del pueblo Bantú de los Kulonda o semilla física y espiritual con la que un ancestro auspicia el nacimiento de un niño o niña sembrándola en el útero de su madre.
Gualajo creció a orillas del río Guapi, uno de los muchos que bañan la región pacifica y que son ejes articuladores donde se tejen redes parentales, pues es fuente de comunicación entre las veredas y comunidades constituyéndose para los habitantes de esta región en parte de su identidad y organización social. Bajo el signo de las aguas, de las que han estado rodeados por todas partes – ríos, lagunas, mar y una permanente lluvia- los hombres y mujeres Afropacíficos tienen una economía de subsistencia y una estrecha relación con el ambiente marcada por el respeto y una mejor comprensión de aquello que les rodea; los ríos se constituyen entonces como los corredores para el transporte humano y sus riberas los principales lugares de habitación humana
De los ríos y de la naturaleza propia extraen ese conocimiento de convertir en comida los frutos de la tierra; el africano recién llegado busco en sus raíces y exploro la riqueza del nuevo continente, el resultado se traduce en una multiplicidad de sabores y sazones en platos como el mondongo, el mofongo, la carimañola, el mangú, el fufú y el ñame, que son la materialización de que la culinaria es un fortín de resistencia étnica.
Lo más probable es que muchas de sus canciones comenzaran a gestarse cuando aún era pequeño con las historias contadas por sus padres y abuelos a la luz de una lámpara de aceite y alcohol donde los protagonistas eran tío tigre, tío conejo, tío mono, la araña ananse, entre otros; a lo mejor tal cual como yo las escuche:
Tío Tigre protesta del engaño
Venía yo de mi roza (tío Tigre) con un racimo de hermosos plátanos y esperaba alimentar con ellos a mis hijitos, cuando en mitad del camino encontré a conejo muerto. Al verlo allí tendido me dije “pobre Conejo, ha muerto, si yo no fuera cargado con este racimo de plátanos, me lo comería”. Y seguí mi camino, pero la verdad era que conejo estaba vivito y coleando. En cuanto vio que me aleje, se levantó, saltó al monte y más adelante volvió a fingirse cadáver. No tarde en encontrarlo nuevamente y me dije: “otro conejo muerto ¡caray! De adivinarlo, no habría traído estos plátanos desde tan lejos me hubiera dado un buen plato de revoltillo de conejo, pero no vale la pena llevarme a este cuando deje al otro atrás”.
Y seguí mi camino. No bien me aleje, cuando conejo volviose al monte y se me adelantó para fingirse otra vez difunto. Al verlo tendido, exclame: “por lo visto hay peste de conejo. Uno habría sido muy poco. Dos un poco mejor. Pero con tres ya hay un banquete para mí y mis hijos” y diciendo esto abandone el racimo de plátanos que tanto trabajo me había costado cargar y fui a buscar a los dos conejos muertos que había visto atrás. Desde luego que por mucho que busque no halle ninguno y cuando, cansado, regresé al lugar donde había dejado a Conejo muerto, solo encontré las conchas que había dejados de mis plátanos.
El cuento evocaba la enseñanza de asegurar las cosas que uno tiene y dejar de soñar con aquellas que uno posee, al final quien cuente la historia diría: Más vale pájaro en mano que cien volando.
Para ilustrarme a mí y a mis hermanas lo malo de ser perezosos mi madre solía acostarnos en su regazo contarnos la siguiente historia:
La fiesta de los Animales
Los animales del monte decidieron realizar una gran fiesta en homenaje a los cumpleaños del león, compraron trago, hicieron gran cantidad de comidas y trajeron a todos los músicos para que tocaran currulao pasaron enfiestaos toda la noche y el siguiente día, y toda la semana, de manera tal que el trago se fue acabando y los animales decidieron que debían ir a comprar más, pero ninguno quería ir, de tal manera que lo hecharon a la suerte y perdió tía tortuga quien fue enviada a traer el trago. La fiesta prosiguió en espera que la tía Tortuga llegara con el trago…sin embargo paso otra semana y el trago no llegaba, los animales comenzaron a preguntar: “oigan donde se habrá metido la comadre tortuga, que porque se demoraba tanto, que si que era lenta, que si lo había ido a hacer, que si se lo había tomado. Hasta que desde la puerta la tía tortuga respondió enérgicamente “si me siguen molestando no voy pa´ ninguna parte”.
O con las Historias de la astuta Ananse:
Mama cantaba cada vez que alguno de nosotros era imprudente el siguiente estribillo:
Con el tiempo descubrí que en la región de nacimiento de mi madre también llaman a una araña Anancio, al describírmela me comento que era astuta y muy arisca que no se dejaba coger fácilmente, cualidades del héroe mitológico araña Ananse de la familia de los Akán cuyos miembros de estas etnonaciones comenzaron a ser capturados a partir de 1640 para ser esclavizados en América y siguieron llegando hasta entrado el siglo XIX, en investigaciones recientes leí acerca de una profesora que contaba que sus abuelos le decían que Ananse eran llamadas las personas sabias en su época.
También debió deleitarse con aquellas que tanto miedo ocasionan y que funcionan como reguladores sociales como la del duende, la madre de agua, la tunda, el riviel otros más que hacen parte de la oralitura Afrocolombiana y del legado africano. Recuerdo muy bien que mi madre en un proceso de resignificación sobresaliente estando en esta ciudad apelaba a este gigantesco mar de conocimiento para intentar protegernos de los peligros ya no del monte sino de la ciudad, así nos contaba historias de la Tunda que podía transformarse en cualquier conocido y hacernos daño, de manera que cuando ella saliera a trabajar nosotros no le abriéramos la puerta a desconocidos, este comportamiento la ayudaba a soportar la idea de que nosotros quedáramos solos en casa.
Un día lejano por demás cuando Gualajo se marche al mundo superior de los ancestros será despedido entre alabaos, cantos mortuorios paralelos con la espiritualidad afrodescendiente y la religión católica y si es menester de los ancestros podrá desfilar por el rio Guapi para que sus familiares, amigos y conocidos lo despidan.
Los afrocolombianos son un pueblo que hace de su memoria ancestral, de sus mitos y leyendas, una acción viva, transformadora y festiva, que tiene la capacidad para habitar el presente y el futuro, Santiago de Cali es una de las ciudades más importantes del país y la segunda ciudad con mayor porcentaje de población afrodescendiente en sur América es síntesis de este proceso histórico y trascendental.
Inventando otras rutas del Muntu
Lejos ya la esclavización, los Afrocolombianos seguimos resistiendo al olvido, al abandono, a la discriminación, a la violencia. Hoy en día se resiste por la pérdida de las sabidurías milenarias lo que causa frustración y tristeza, sin embargo esa resistencia apela de nuevo a la esperanza de que lo que aún persiste; de esos conocimientos se cimenta la creatividad y el optimismo con los cuales los afrocolombianos enfrentan la nueva diáspora que causa el conflicto armado colombiano. La pérdida de conocimientos ancestrales, es un antecedente del destierro al que actualmente son sometidos los afrocolombianos.
Una de las causas del desmembramiento de sus culturas consiste en que los bandos armados les impiden realizar los ritos fúnebres que son primordiales, esas ceremonias plenas de Africanías no siempre conscientes, abren espacios sagrados para rememorar sus mitos y epopeyas. Logran ese cometido en el canto y recitación de alabaos, alrededor del féretro y contando historias o recitando fábulas en las dimensiones profanas que esos eventos socio-religiosos crean. Los cánticos les recuerdan a los deudos que hacen parte de la misma parentela de Cristo, la Virgen, los santos, y ancestros a cuyas huestes se incorpora a quien velan.
Son muchas las razones para indicar que los conocimientos y los saberes ancestrales en el pacifico se están perdiendo, los desplazamientos masivos a los cuales han sido sometidos y que conducen al etnocidio . En el pacífico colombiano obedecen a tres aspectos: lo primero es que la región ha entrado paulatinamente desde hace unos 15 años a la cartografía del conflicto, lo que hace que los actores armados legales o ilegales irrumpan creando miedo, asesinando y por ende desplazando. El avance de las multinacionales que se internan en la selva con maquinaria moderna que destruye no solo la fauna y flora del lugar sino que acaba con la mentalidad de coexistencia pacífica con la naturaleza y rompe con los ciclos de equilibrio establecidos por los moradores de estas tierras desde tiempos de la esclavización, obligándolos a subsistir entre monocultivos legales de poca salida económica, e ilegales que desestructuran social, cultural, económica y ecológicamente el territorio afropacífico, así la entrada de las multinacionales es justificada a través de la consigna de declarar patrimonio los saberes, sabores, sentires y conocimientos afrocolombianos. Y por último pero no menos influyente el mismo Estado colombiano cuyo accionar guerrerista se ha incrementado no solo en contra de los actores armados sino de la población, debido a que se asientan en territorios ricos en biodiversidad y en minerales que podrían ser explotados por multinacionales que dejen rentabilidad a algunos sectores económicos del país.
Sin embargo el legado africano una vez más impulsa a sus descendientes y lo aprendido en tiempos coloniales viene a ser reintegrado en la vida del afrodescendiente en la nueva diáspora hacia las grandes ciudades, razón por la que podemos ver a Ananse que conjugando su rebeldía y astucia guía a los hijos del Muntu a reconstruir sus vidas en el exilio. Las ciudades colombianas, incluso las andinas antes aisladas de los aires afrodescendientes comienzan a verse de repente llenas del influjo del pacífico; evidenciado a través de la música, la danza, la gastronomía, la religiosidad (pues es posible por ejemplo en Cali ir a un alabao de un santo o a una misa en pro del patrono de un pueblo afro como San Francisco y ver toda la expresión fervorosa original trasladada a un espacio diferente) el modelo de belleza (evidente en los peinados de trenzas llamados tropas, porque en el pasado fueron utilizados como forma de resistencia para informar las rutas de escape a los cimarrones y cortes de pelo que ya no son de uso exclusivo del Afrocolombiano sino también de los mestizos), la familia, el trabajo, la autoconstrucción urbana, el habla y cientos de legados que se funden con los de otras etnias y cambian sus significados para mantenerse en el tiempo, para seguir honrando a los ancestros que con sangre, sudor y lágrimas legaron ese maravilloso mundo que es el Afrocolombiano.
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