La democracia local cada día sigue siendo más cuestionada. El último debate público entre el jurista y columnista Ramiro Bejarano con el empresario y columnista Alfredo Carvajal Sinisterra, nos obliga a cuestionar los derechos de los ciudadanos, que en este caso podrían estar siendo lastimados.Es uno de los debates publicos regionales más importante de los ultimos años, que nos obliga a conceptuar como Vallecaucanos.
El derecho de información y de opinión, está definido en la Constitución Nacional art. 20 al garantizar a toda persona la libertad de expresar y difundir sus pensamientos y opiniones, la de informar y recibir información veraz e imparcial, es decir, se trata de una libertad que opera en doble vía, porque de un lado se reconoce la facultad de la libre expresión y difusión de las ideas, conocimientos u opiniones y de otro se proclama el derecho de acceder a una información ajustada a la verdad objetiva. La libertad de expresión es un derecho fundamental de toda persona. La libertad de informar supone la existencia de una infraestructura que sirva de soporte y haga posible la difusión masiva del pensamiento o la opinión. La trascendencia que la libertad de información tiene para la vida democrática, justifican las restricciones o límites que la Constitución impone a su ejercicio.
Cuando el propósito del comunicador en este caso el empresario Carvajal, es informar sobre hechos o situaciones objetivas, debe respetar el derecho de los receptores a recibir información veraz e imparcial e igualmente los demás derechos fundamentales de los involucrados en la noticia, en particular los derechos a la intimidad personal y familiar, a la honra y al buen nombre. En este caso, Alfredo Carvajal simplemente transcribió apartes de un libro sobre la muerte del inmolado líder Álvaro Gómez Hurtado. Aquí el empresario cumplió con el deber de informar, y difundir su opinión y la pelea del jurista Bejarano debió ser con las fuentes de los libros transcritos por el doctor Carvajal. Sin embargo prefirió utilizar la estrategia de atacar mediante opiniones y conceptos que hacen parte de su derecho y a la vez entran a afectar la honra y el buen nombre del atacado. Es decir, en lugar de defenderse prefirió la controversia sobre otros casos que son públicos. Eso es legal y válido.
Hasta allí hay un empate, pues ninguna de las versiones que afectan los nombres del doctor Carvajal y del abogado Bejarano están probadas, por lo que son los involucrados quienes deben dar respuestas satisfactorias a la opinión pública. En esos momentos de la controversia entran Diego Martínez Lloreda, Aura Lucia Mera y otros, quienes constitucionalmente están en su derecho de opinar y los afectados en este caso Bejarano el derecho a contraatacar.
Se producen dos nuevas columnas de los personajes en controversia y en ambas quedan cabos sueltos sin responder, el doctor Bejarano sobre el tema tan complejo en la visita a los calabozos del DAS para entrevistar a Santiago Medina, en el inicio del proceso 8.000 y el doctor Carvajal en el análisis y critica a la sociedad vallecaucana que apoyó y convivió con el paramilitarismo en las décadas de los 90 y del 2.000, hechos que empañan a muchos dirigentes empresariales y políticos de nuestra región.
La libertad de información tiene responsabilidades y deberes sociales; la información y la noticia deben ser veraces e imparciales, es decir, guardar conformidad con los hechos o acontecimientos relatados. Al afectado con la información es a quien le corresponde aportar las pruebas de que las publicaciones realizadas no son veraces, no son exactas y por lo tanto, no corresponden a la realidad o distorsionan los hechos. En este caso las afirmaciones de los contrincantes no se pueden calificar y de esta manera señalar la veracidad de la una o de la otra. Falta información para poder definir el pleito regional del año.
El retiro de Ramiro Bejarano del diario EL PAIS le hace un daño a nuestra débil democracia regional, porque su inteligencia y amor por su terruño son innegables. Lo de fondo es que la libertad de opinión se ha lastimado por razones que aún no entendemos. Diego Martínez Lloreda es elogiado por su pluma sarcástica, a veces exagerada y muchas veces en el acierto público, pero paradójicamente en el año de ser ungido como periodista del año en Colombia, es un claro perdedor periodístico en este debate con Ramiro Bejarano, pues precisamente se alarmó por lo que él todos los días hace, ejercer la libertad de opinión.
No es al medio informativo responsable de la información a quien le corresponde probar que está diciendo la verdad, pues de conformidad con C.N. se parte de la base de que ésta es imparcial y de buena fe. Allí nace el principio de la responsabilidad social de los medios de comunicación y prohíba la censura. No es bueno para la información pública el retiro del jurista Bejarano de EL PAIS, afortunadamente para la democracia el jurista Bejarano tiene muchos medios periodísticos y legales para continuar el debate, que indudablemente le sirve al Valle del Cauca.
Podríamos decir que al doctor Alfredo Carvajal su vida personal y familiar es intachable, digna de imitar y de elogiar. Pero al entrar a la batalla periodística de opinar y difundir informaciones, debe aceptar los debates públicos. Ojalá este líder natural ejerza el liderazgo con mayor autoridad, pues le faltó en su momento la crítica a sus colegas empresarios que hicieron parte de la fiesta del proceso 8.000 e hicieron riqueza y dejaron que el Sindicato Antioqueño le apostara al largo plazo y nos cogiera 50 años de ventaja.
Adicionalmente los vallecaucanos les pediríamos que no se quede al margen de los debates de región y de ciudad como son Termoemcali, la caña de azúcar y el medio ambiente, Bancali, MIO, 21 Megaobras, vigencias futuras del Valle, la viabilidad económica y social del Municipio de Cali y de la Gobernación del Valle, etc. En estos debates están implícitos cientos de millones de dólares de propiedad pública, por lo que es necesaria su participación y este es el costo de su gran autoridad institucional.
Por lo pronto, en el fondo ha ganado nuestra democracia, pues se han debatido temas que siguen en el anonimato y otros que deberían aparecer, no hay otra manera de superar nuestras diferencias que diciendo la verdad de lo que ha pasado, para corregir nuestras incongruencias ancestrales y así para poder trazar el futuro de la comarca vallecaucana.
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