Reflexiones alrededor de una conferencia de Carlos Kasuga, director de Yakult México
La crisis mundial ha llegado a los países del un día llamado primer mundo; y no es como dicen, que a países como el nuestro no sufre los efectos de la crisis, porque en palabras de ministros, economistas y pajaritos “estamos blindados”. No, lo que pasa es que estamos jodidos desde antes, y aunque siempre es posible empeorar, el colombiano promedio ni siquiera conoce el “estado de bienestar” que están perdiendo los ciudadanos de Europa y Norte América.
Señores, el tercer mundo está en crisis, en una crisis vieja que se ha vuelto normalidad. Es claro que en un país enseñado a vivir en estado de excepción, en medio del narcotráfico, la corrupción, el paramilitarismo y una guerra con la guerrilla de más de cincuenta años, no podemos negar que ya estábamos en crisis.
Bueno, para muchos los problemas económicos, sociales y políticos de los países tienen un origen claramente cultural. No es por nada que los gringos le gritan a los inmigrantes que mejor arreglen su país, que no traigan sus “mierdas”. ¿Será cierto? También repetimos a diario una idea vieja y oxidada, casi con odio decimos que un pueblo tiene los gobernantes que se merece. Un axioma que repetimos en las calles con las miradas llenas de desprecio cuando nos encontramos de frente con la ignorancia, la violencia y el importaculismo.
Pues sí, puede ser que en esto último tengamos razón. Y puede también que las décadas de mala educación, guerra e injusticia generaran una cultura blindada, pero no a las crisis económicas que atraviesan el mundo, sino al cambio.
Hace unos días, buscando material para esta sección encontré una conferencia de Carlos Kasuga, empresario y Director General de Yakult, en México. Esta es una empresa de yogurt con bacterias japonesa, los primeros en crear lo que hoy es un éxito comercial, yogures que mejoran la “flora intestinal”. En la conferencia vemos a un hombre que cree en las promesas que para muchos sociólogos se rompieron conforme avanzábamos en la modernidad. Pero cree en otros valores que a todas luces son intemporales y que son los que marcan la diferencia en el destino de una nación. Son rasgos culturales que impulsan a los individuos hacia la excelencia.
Para Carlos Kasuga, la base del éxito de cualquier persona o empresa radica en la puntualidad, confianza, trabajo y educación. Cuestiones que en nuestro país están en crisis desde siempre.
El éxito de su empresa y su particular forma de expresarse lo envuelven en un halo de autoridad paterna, un abuelo ganador nos habla de la vida.
Nos habla de los errores garrafales que se cometen desde arriba y que fomentan la inconformidad de los de abajo, dice que la educación se debe reforzar en su nivel básico y debe tener maestros y sueldos de primer mundo para que funcione.
Reconoce que el país debe resolver su deuda con los campesinos, porque de lo contrario no podrá tener una base sólida de crecimiento. Todas ideas viejas, relanzadas, tal vez inútilmente.
El mensaje es claro, honradez y cultura de la excelencia. Dar un poco más cada día en todas nuestras actividades podría cambiar el panorama del país. Lamentablemente es un concejo que en Colombia sólo aplican los corruptos, ellos siempre se quedan un poco más, roban un poco más, conspiran un poco más. Si ellos no descansan, los buenos no deberían descansar.