Por Juanita Cataño
‘‘Juventud, en sus pies está el camino del desarrollo y la paz’’ J.C
No todo son peleas y malas noticias, ahora los jóvenes se ‘ponen el chaleco de la paz’, para servir de mediadores entre las riñas y los conflictos dentro de su institución o salón.
Lo están desarrollando a través del único medio que proporciona soluciones casi que inmediatas, el diálogo y de una política de rebaja de sanciones, toda vez que un agresor admite su responsabilidad en lastimar u ofender a otro estudiante.
Orgullosos visten sobre el uniforme de su institución educativa, José María Carbonell, el chaleco azul que los distingue entre los demás escolares de este plantel, ubicado en el barrio Cristóbal Colón, del sur de Cali.
Su consigna es la de defender la justicia y la de lograr que las diferencias se superen para mantener la convivencia, la tolerancia y el respeto por los demás.
Cuando surge un conflicto, la mediación es realizada en una mesa de madera redonda del salón contiguo a la rectoría, en un segundo piso de paredes blancas. Allí todos aplican las estrategias que en este proceso les ha impartido el mentor de esta iniciativa: el rector del José María Carbonell, Carlos Arturo Morales.
La iniciación fue en el 2007 2007, cuando el colegio llegó a matricular a alrededor de 1.500 estudiantes, pues en esa época amplió su capacidad y con ello recibió sin distinción a todo escolar, hasta a aquellos que tenían problemas de indisciplina, procedentes de otros centros educativos y que agitaron el ambiente del José María Carbonell.
En esa época, el colegio empezó a cambiar la imagen de alumnos conflictivos cuando entraron en acción los primeros mediadores. La mayoría de estos casos de alumnos indisciplinados y con conductas agresivas radica en que tienen problemas en sus hogares o que su mal comportamiento estaba relacionado con el bajo rendimiento académico.
Esta opción de solución de conflictos es mucho más eficaz que el propio castigo, siempre se puede estar en más confianza con uno de la misma edad, sobre todo cuando de jóvenes se trata, porque no se ejecuta esa voz de mando y de superioridad, si no amistad.
Estos mediadores han evitado agresiones mayores, cuando incluso han llegado chicos o bandas de otros barrios buscando acalorar los ánimos en el José María Carbonell.
Las soluciones casi siempre surgen de los mismos implicados, en algunas ocasiones han llegado a resolver problemas entre pandillas.