La vergonzosa imagen que transmite el departamento a nivel nacional por la destitución del gobernador Abadía, la inhabilidad y retiro del cargo del mandatario Useche, sumada a la guerra política entre partidos, grupos, empresarios y gremios por el poder regional, nos obliga a repensar el futuro del Valle, y en consecuencia a llamar, a la Unión Vallecaucana. Debemos reconocer que existen unas fuerzas políticas legalmente representadas, unos municipios con un poder otorgado mediante los mecanismos establecidos en la Constitución Nacional, unos empresarios que son los generadores del desarrollo económico de la región y unos gremios que participan en la búsqueda del interés común. Por esta razón, vale la pena dedicarse a sentar todos los sectores políticos, empresariales y sociales del Valle del Cauca, en una mesa de trabajo tendiente a reconstruir la visión del departamento, fundamentado en la convergencia de objetivos y propósitos comunes, que se diseñen con generosidad y altruismo.
Si no somos capaces de hacer un acto de contrición, en donde los empresarios reconozcan su pasividad por lo público, su dinámica contemporánea en función del dinero y los políticos entiendan que en la politiquería solo se obtienen crecimientos perversos por la corrupción y la visión corto-placista para darle solución a los problemas. El punto de unión se debe centrar en el estricto cumplimiento de la ley, en las actuaciones públicas y privadas de tal manera que se tenga autoridad moral para proyectar el futuro. De esta manera debemos de recuperar la institucionalidad ante propios y extraños, mirar con la cabeza erguida en el liderazgo de la reconstrucción de la misión y la sociedad vallecaucana. Atrás debe quedar la venganza y el odio producto de acciones políticas, penales y disciplinarias de unos contra otros, que ha generado retaliación y persecuciones a diestra y siniestra.
Nuestros problemas crecen todos los días, la desigualdad social campea, nuestras exportaciones son la mitad de Antioquia, el desempleo e informalidad nos agobian y los Municipios antes forjadores de progreso hoy son pueblos que retroceden hasta en población. Tenemos unas ventajas comparativas por nuestra tierra y el océano pacifico, pero estamos siendo inferiores a nuestro destino.
Para ello debemos concertar entre todos en la consecución de un líder regional, que guarde el equilibrio político entre todos, sea garantía para tirios y troyanos y que en la nueva elección, le demostremos al país que si somos capaces de encontrar un gerente capaz de proyectar a nuestro departamento y recuperar el desarrollo económico, pero con justicia social, la identidad cultural y el liderazgo perdido. Este líder que conjugue una verdadera apertura hacia los políticos, empresarios, sectores sociales, gremiales y sindicales, nos permitirá iniciar la transformación cultural, tecnológica, social y económica que necesitamos, para ello es inaplazable la Unión Vallecaucana.