Un coletazo del fenómeno de la niña y nuevas inundaciones en la Comuna 22
Por Hugo Salazar Jaramillo
Ing. Sanitario
Siendo aproximadamente las 3:00 PM del sábado 5 de mayo, se vino ese coletazo, inicialmente con fuertes vientos y posteriormente una lluvia intensa y larga. Como resultado: vías, zonas verdes y viviendas inundadas, edificaciones con sótanos colmatados de agua-barro, perdidas en bienes materiales, árboles caídos, amplia congestión vial, accidentes, angustia, impotencia, en muchos sitios aún sin luz y disgusto y rabia por que sigan ocurriendo, no tano los fenómenos naturales, sino por la negligencia del estado municipio, para resolver este tipo de situaciones, conocido por los diferentes funcionarios municipales y de entidades de Planeación, de control físico, de impacto ambiental, de detrimento fiscal, y todo lo anterior, dentro del ámbito local como regional, pero no se toman decisiones.
Nosotros expresamos que así sean supuestamente drásticas, ellas deben de venir a enseñar que el derecho de los demás importa y que no se debe ni puede conculcar.
Ya desde tiempo atrás, la COMUNA 22 ha solicitado reiterativamente que, se suspendan todo tipo de autorización constructiva, hasta que no se emita la nueva norma sobre el POT de Cali.
En el sector de 1058 Hectáreas, viene y construye quien lo desea y como desea, sin que medie la actitud razonable y seria de los funcionarios en general y menos de “Las Curadurías Urbanas” que no saben cuidar y hacer ciudad. Buen embeleco se inventaron los inversionistas “urbanos”.
La verdad, es que un territorio que nació en el año 1960, había tenido un desarrollo relativamente normal hasta el año 2000, cuando comenzaron a autorizarse construcciones en exceso, atropellando todos los parámetros sobre los cuales había sido apuntalado el desarrollo de este sector.
En ese año, había alrededor de 1200 construcciones; entre el año 2004 al año 2007, se autorizaron algo más de 3400 licencias de construcción (más de tres (3) veces más que en 40 años atrás), que no quieren decir vivienda, pues una licencia puede ser la de un condominio de muchas viviendas o de locales comerciales como los que hoy pululan e invaden o avasallan territorio.
Así, adiós a quebradas, riachuelos, árboles, fauna, flora. Menos árboles significa menos captación de CO2, menor generación de oxigeno, menor captación de partículas en el aire, menos humedad en suelo y aire, mayor proporción de vientos, mayor temperatura, mas evaporación, más lluvias, más zonas duras y pavimentos, menos infiltración, mayor escorrentía superficial, mayores daños en las infraestructuras y en los ríos, mayor cantidad de agua y lodo causando inundaciones, congestiones, costos, demandas, etc., etc.
Es que el POT aprobado, determinó por arte de birlibirloque, llámese Concejo Municipal, urbanizar esta zona como si fuera una parte de la ciudad establecida, desconociendo sus características fisiográficas, hídricas y ambientales, ni tampoco las de movilidad y necesidad de espacio público, especialmente, porque aquí se aposentaron casi todas la universidades y colegios de la ciudad, que si habían observado esas características, que enriquecían el espacio de tranquilidad, de reposo, de sonidos y brizas que la naturaleza les otorgaba, para un buen desarrollo de entorno estudioso, que ellos y nosotros necesitábamos.
En el tiempo se pasó de una zona rural, a una semi-urbana y de allí a una urbana, sin mediar las adecuaciones necesarias y sin observar el respeto por las características ambientales, residenciales, recreacionales y educacionales que todo el área ofrecía. Esto no puede repetirse en las zonas de expansión sur de Cali.
Pregunto: ¿En manos de quien quedó y está quedando todo ese beneficio económico y cuyo único resultado es un desorden urbanístico con gran impacto en la calidad de vida del sector y de la ciudad en general? No es en el municipio, no es en la generalidad de los residentes y todo ello ni siquiera redunda en pago impuestos adecuados, menos plusvalía.
Mientras no medie un verdadero ordenamiento territorial sostenible, el pedido de suspender inmediatamente las construcciones y afectaciones autorizadas de todo orden, que están acabando con la ciudad, porque eso es lo que está ocurriendo, tiene todo su asidero, porque lo que en la COMUNA 22 y sus áreas aferentes ocurra, como fuente del último refugio ambiental y generador de vida formal que aún le queda a CALI, la afecta y afectará irreversiblemente en su temperatura, clima, salud y calidad de vida en general.
¡Señor Alcalde, por favor proceda!
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