“al Gobierno le falta impulsar la locomotora de la economía legal, hay que construir ciudadanía, no dar y dar recursos, programas que crean dependencia económica del Estado”
Caliescribe entrega las declaraciones del Arzobispo Monseñor Dario de Jesús Monsalve Mejía,en exclusiva al programa de opinión CIUDAD AL AIRE, en donde señala los gravísimos problemas del paternalismo inaguantable que lleva a situaciones de degradación, de la minería en Colombia, aquí en Zaragoza y la criminalidad que se ha tomado los barrios de Cali.
Ramiro Varela: Sentíamos emoción ciudadana cuando compartíamos sus criterios cuando usted dice “al Gobierno le falta impulsar la locomotora de la economía legal, hay que construir ciudadanía, no dar y dar recursos, programas que crean dependencia económica del Estado”, comprar conciencias con fines electorales, caso de las 100.000 viviendas gratuitas que se han venido promocionando a lo largo y ancho del País
Mons. Darío de Jesús Monsalve: Es un tema para reflexionar y trabajar en Colombia, es toda la diferencia entre buscar el poder y tener un caudal electoral, y entre lo que es construir Estado y ciudadanía. Una cosa es construir poder y otra es en lugar del poder y gobiernos, construir Estado y ciudadanía; eso implica que la gente sea auto – constructora de sus procesos, hay que potenciarlos con educación, capacitación, subsidios, ayudas necesarias, pero temporales y direccionadas dentro del esquema de desarrollo, sino lo que genera es un paternalismo inaguantable y la gente se las ingenia para hacerse a sus recursos y para seguir manteniendo esa mezcla entre lo legal e ilegal que muchas personas tienen.
R.V: El estado de bienestar que hoy tiene sumido España en la crisis más grande de los últimos años y el Presidente Chávez reelegido y reelegido a punta de estos programas que crean la dependencia y por lo cual no se construye ciudadanía.
Monseñor: Tenemos 2 espejos, el de nosotros en el que el Estado abandonó al débil y dejo a los pobres en caminos de degradación y el otro, el de los países que tomaron una línea desde el Estado paternalista y que también va llevando a esas situaciones de violencia y degradación. Estado y Ciudadanía tienen que estar unidos y de por medio siempre tendrá que andar un excelente sistema de justicia, un amplio y cualificado sistema de educación, y medios de palpitación popular claros. Esas son razones para que una sociedad se organice.
R.V: Cali sigue siendo una ciudad muy violenta, normalmente hay entre 1.800 y 1.880 homicidios por año y tenemos el campeonato nacional de la violencia.
Quisiéramos dirigirnos a esas personas que presiden o rigen esas organizaciones ilegales armadas para que acepten nuestro llamado a respetar la vida y ojalá poder hacer unos pactos con cada barrio
Monseñor: La clave siempre estará en la conexión de cada persona mental, afectiva, espiritual con Dios; el ser humano no puede prescindir de su dimensión espiritual y allí es donde nosotros damos nuestro aporte, la espiritualidad no es algo privado, es también algo público, ciudadano, urbano y quisiéramos que en este sentido todo fortaleciéramos el primer ingrediente de calidad humana
RV: Por qué le está solicitando la iglesia a las bandas criminales a que se sometan a la Justicia, algo que indudablemente es otro paso adicional al proceso de Paz.
Monseñor: Primero, porque escuchamos el clamor de nuestras feligresías que viven en toda la ciudad y todo el territorio de la Arquidiócesis, y ese clamor indica que hay fenómenos muy graves de extorsión, vacunas, amenazas y por consiguiente desplazamiento urbano forzoso y hechos de violencia muy graves, asesinatos, balaceras en las que mueren sobre todo niños. Esto nos ha llevado a expresar conjuntamente nuestra voz dirigiéndola en primer lugar a quienes son victimas de esta situación, quisiéramos decirle a los habitantes de estos barrios que no están solos, queremos también nosotros como iglesia con sus parroquias con la pastoral social arquidiocesana y todos nuestros recursos religiosos y espirituales, acompañarlos en esta situación y dirigir nuestra voz al oído y corazón de quienes están dirigiendo el proceso de negociación criminal de los barrios para manejar el territorio y manejar el negocio de vicio, micro- tráfico de drogas, vacunas, sicariato, mercado de armas.
R.V:Delincuentes..
Quisiéramos dirigirnos a esas personas que presiden o rigen esas organizaciones ilegales armadas para que acepten nuestro llamado a respetar la vida y ojalá poder hacer unos pactos con cada barrio, de no agresión, entre otras; y a pensar en serio someterse a la justicia y esperar que la justicia también sea operante, las autoridades hagan lo suyo. Desde el lado pastoral nosotros quisiéramos proteger la vida y el derecho que tienen las personas de estar en sus barrios. Está en peligro la población y la soberanía sobre el territorio la están perdiendo por acción de estas bandas criminales que están apoderándose de sectores de la ciudad.
Claudio Borrero: Lo que ha expresado de la cultura de la legalidad, construir ciudadanía, es un nuevo sistema feudal que ya no es con titulo de propiedad, sino con exhibición de fuerza y de arma. ….
Monseñor: Ojalá que con la fuerza de la fe podamos aclimatar el respeto por la vida, a la muerte que no está puesta como una herramienta en las manos humanas; calmar la convivencia y paz en nuestras ciudades y pueblos.
R.V: Usted hace una denuncia de lo que está pasando en las comunas de Cali frente al dominio en los territorios, especialmente en el oriente de la ciudad, también de las comunas 20- 21 y 1. ¿Cómo va esta denuncia?
El tema de la vacuna es dolorosísimo, sabemos de muchos pequeños comerciantes, tenderos que han perdido la vida por no pagar esta vacuna
Monseñor: La prensa, radio, televisión, han ofrecido constantemente indicaciones geográficas donde están estos grupos y diversas bandas criminales; en eso no ahondo porque no es un oficio nuestro señalar. Nosotros lo que queremos es poner una nota espiritual, quisiéramos apelar a ese reducto de humanidad, fe y devoción que también se anida en el corazón de quienes usan estos dineros de sangre, para que acepten por lo menos establecer algunos criterios que hagan vivibles estos barrios y que hacen más dramática la situación de los más pobres y débiles.
R.V: Es un hecho la vacunación en los barrios, $5.000 semanales que tiene que pagar la gente y los comerciantes entre $30.000 y $40.000 semanales, se conoce pero que solamente un líder espiritual lo lleva a la luz pública….
Monseñor: Esto lo reflejan continuamente los medios periodísticos, lo cual agradezco profundamente que lo hagan, porque si no eso sería como el infierno en el silencio, miedo e indiferencia. Me parece importante que nos fijemos en las acciones comunales, organizaciones populares, instituciones educativas que también son victimas de muchas de estas situaciones, aún las organizaciones religiosas a las que muchas veces se les impide el transito y su personal entre esas distintas y enfrentadas fronteras.
R.V:Con las vacunas
La explotación minera en Colombia está generando un dramatismo gigantesco y un desorden ecológico, social, moral
El tema de la vacuna es dolorosísimo, sabemos de muchos pequeños comerciantes, tenderos que han perdido la vida por no pagar esta vacuna, otros que tienen que cerrar e irse ó someterse a la situación de miseria y esto lo que hace es agravar la situación de ilegalidad de personas que están en la lucha diaria por sobrevivir, esas denuncias son muy numerosas. Lo que pretendemos es poner una voz de alarma para que esta situación no pase desapercibida, queremos ofrecer nuestra palabra, independencia, fuerza espiritual y pastoral para ayudar a ser llevadera esta situación y buscarle solución de tipo comunitario.
Claudio Borrero: Qué opina frente a la minería en Colombia, la inversión extranjera y la ilegalidad frente a tanta explotación del suelo…..
Mons. Darío de Jesús Monsalve: Lastimosamente el fenómeno de estas sociedades tan dominadas por la búsqueda insaciable del dinero y tan tentadoras para los países de otras latitudes por sus recursos, sobre todo por la minería; si no manejamos esto con un criterio sano, equilibrado, nacionalista, lo que hemos hecho es despertar toda esa fiebre del oro y subsuelo, explotación al aire libre de la minería legal e ilegal. Colombia entera pareciera un marmato para hablar de una población clásica- tradicional que debería ser conocida por todo colombiano, el paisaje es desolador.
La explotación minera en Colombia está generando un dramatismo gigantesco y un desorden ecológico, social, moral; lo que se vive en Zaragoza es solo un síntoma de los muchos que se están sintiendo en otros puntos del país.