Vida nueva
Por Héctor De los Ríos L.
Evangelio de Juan 18,33b-37
Terminamos el Año litúrgico 2012 con esta solemnidad de Jesucristo Rey del universo. Jesús estaba al comienzo con el Padre cuando fue creado el mundo y estará también al final para juzgar a todas las personas.
El pasaje de San Juan coloca frente a frente a dos reyes. Pilato, quien representa al emperador romano, es el hombre que detenta en Judea el máximo poder y es el único que puede aplicar la pena de muerte, él tiene derecho sobre la vida y sobre la muerte. Jesús, quien llega atado como un malhechor, se presenta a sí mismo como un Rey, pero de un tipo distinto al de Pilato. Jesús aparece sometido a la autoridad de Pilato (“Tengo poder para soltarte y poder para crucificarte; pero –como se concluirá de los interrogatorios- este poder no es decisivo (“No tendrías sobre mí ningún poder, si no se te hubiera dado de arriba”.
La confrontación entre Pilato y Jesús es extensa en relato de la Pasión. Hoy nos vamos a detener solamente en uno de los interrogatorios, el cual se desarrolla básicamente a partir de tres preguntas que provocan un triple pronunciamiento de Jesús:
– “¿Eres tú el Rey de los judíos?”): Jesús comienza cuestionando la autoridad de su juez: Pilato.
“¿Qué has hecho?”: “Mi Reino no es de este mundo.
– “¿Luego, tú eres Rey?”: “Si, para esto he nacido y he venido al mundo”
Jesús ejerce su reinado desde la Cruz, allí desde donde nos atrae definitivamente hacia la vida de Dios que Él conoció desde la eternidad y nos sumerge en la eterna comunión con el Padre y el Espíritu.
Al dar testimonio de la “verdad”, Jesús-Rey crucificado hace reales las palabras: “Yo he venido para tengan vida y la tengan en abundancia” (Juan 10,10).