Entre el espíritu suicida y la desobediencia civil podemos ver a este vendedor de frutas que ha sentado su base de operaciones en plena calle del norte de Cali. Su actitud, y su posición, son tan peligrosas para él, como para los peatones y conductores que pasan por la Avenida 5 Norte entre 16 y 17.
Por más práctica que parezca su propuesta no hay razones para aplaudir una intromisiòn en el circuito vial tan abrupta. Los taxistas están felices con su negocio, ya que están ante una especie de drive-in, en el que se puede comprar comida sin bajarse del carro. Una utilidad novedosísima para el nómada/sedentario conductor vallecaucano. Encontramos a algunos de ellos, como una cosa de rutina, visitando al vendedor, algo que pasa a diario según cuentan. La popularidad de sus productos ha logrado que horas pico la calle se congestione, teniendo en cuenta que es una zona comercial, en la que no hay suficientes parqueaderos públicos para atender la demanda vehícular. Como consecuencia se ven atestados los andenes, los bordes d ela calle y, ahora, el centro, en el que el vendedor, sin que exista un bahía o algo similar, ha puesto su pequeño negocio.