
Por Benjamín Barney Caldas
Arquitecto de la Universidad de los Andes con maestría en historia de la Universidad del Valle. Docente en la San Buenaventura y la Javeriana de Cali, el Taller Internacional de Cartagena y la Escuela de arquitectura y diseño, Isthmus, en Panamá. Miembro de la Sociedad Colombiana de Arquitectos, la Sociedad de Mejoras Públicas de Cali y la Fundación Salmona.
Un señor, que nunca se ha subido a un bus repleto del MIO, ni ha caminado por las calles de Cali llenas de huecos vigilados de cerca por “policías acostados”, y sin buenos y suficientes andenes, y en muchos casos sin ellos. Como viene de la capital o de donde sea, dice orondo y como si nada, que es el mejor sistema de transporte del continente, y le dan gran despliegue en los medios, como si aquí fuéramos todos bobos. Mientras que las preocupantes informaciones al respecto de la Presidenta de Metrocali y del Secretario de Tránsito se medio ocultan, y la alarmante noticia de que probablemente el MIO sea intervenido, como pasó con Emcali, se oculta del todo. Y de los mil millones envolatados de que hablan en Caliescribe.com ni hablar; siguen envolatados pese a que son cruciales para completar lo que falta y corregir lo que se pensó y ejecutó mal.
Como dice con toda la razón el arquitecto Juan Marchant: “En el MIO son necesarios cambios técnicos para alcanzar la óptima atención de sus pasajeros. Sin duda los buses con aire acondicionado son apenas una parte de un buen sistema de transporte colectivo. Apenas ahora se están percatando que la mayoría de los buses son de “cama baja” y se evidencia la innecesaria inversión en estaciones altas que, en final de cuentas, obligan al usuario a mayores recorridos.” Además, como apunta Marchant, “Cali no tiene un Plan de Movilidad que sustente el MIO e increíblemente, no aparece en el POT [y] la inversión en vías es necesaria para que ruede mejor el sistema. Sabemos que el estado de las vías de Cali es calamitoso y sin soluciones a la vista.”
Pero finalmente se van a poner a alimentar el MIO los más nuevos de los buses viejos, en lugar de chatarrizarlos. Esta elemental medida se ha propuesto repetidamente en esta columna desde hace años, aunque no se hablara de la importancia de pintarlos de verde, que por supuesto la tiene. Pero si se indicó la necesidad de tener sitio para bicicletas en las estaciones y en los buses mismos. Es de esperar que ahora se lo considere, después de que nos contaran a los colombianos en Bogotá que en París (como en otras ciudades de Europa) se ha reducido en un 25% el uso de los carros, en gran parte por las bicicletas. Y desde luego por la eficiencia de su transporte colectivo, a base principalmente de trenes movidos con electricidad, y solo secundado por buses, y con motor de hidrógeno y no de ACPM como los de aquí.
No se ha entendido que el transporte público comienza y termina con sus pasajeros caminando por andenes, ni que la movilización de los ciudadanos es la otra cara de la zonificación de sus actividades (vivienda, trabajo, estudio, recreación, comercio y cultura), y que juntas constituyen un verdadero plan de desarrollo urbano a largo plazo. Su concepción y actualización debe ser integrada en la Secretaría de Planeación para que su gestión y control puedan ser separados en Metrocali y la Subdirección de Control Urbano (no de ordenamiento urbanístico como se llama ahora). Y que lo más importante es que el MIO es para que los que tienen carro lo usen menos, y no apenas para los que no lo tienen que más bien que mal usaban los buses viejos, y que por eso no los han podido retirar. De lo que no se enteró el vivo que vino de Bogotá o de donde fuera.