*Leidy Johanna García V.
Comunicadora Social
Desde la visión de la iglesia católica y a la luz de la biblia se comprueba que Dios les dio a hombres y mujeres la misma dignidad, y aunque estableció también entre ellos una diferencia, esto lo hizo para que fuera un complemento el uno del otro. De acuerdo a la lectura del Antiguo testamento en Génesis capítulo 1, 27 “Dijo Dios: «. A imagen de Dios lo creó. Varón y mujer los creó. 28 Dios los bendijo, diciéndoles: «Sean fecundos y multiplíquense. Llenen la tierra y sométanla. Tengan autoridad sobre los peces del mar, sobre las aves del cielo y sobre todo ser viviente que se mueve sobre la tierra.» 29 Dijo Dios: «Hoy les entrego para que se alimenten toda clase de plantas con semillas que hay sobre la tierra, y toda clase de árboles frutales. 30 A los animales salvajes, a las aves del cielo y a todos los seres vivientes que se mueven sobre la tierra, les doy pasto verde para que coman.» Y así fue”. En el texto bíblico no se evidencia una distinción jerárquica del hombre y la mujer dentro de la creación por el contrario, a ambos se les asignan las mismas responsabilidades de multiplicación y autoridad sobre las demás creaturas de la tierra.
Pero contrario a lo anterior en el nuevo testamento aparece una visión diferente de la relación hombre y mujer en la cual se determina que “Cristo es la cabeza de todo hombre, pero el hombre es la cabeza de la mujer” de acuerdo al texto bíblico 1 Corintios 11:3-9 en donde se especifica el mensaje 3 “Pero quiero recordarles que la cabeza de todo varón es Cristo, y la cabeza de la mujer es el varón, y la cabeza de Cristo es Dios. 4 Si un varón ora o profetiza con la cabeza cubierta, deshonra su cabeza. 5 En cambio, la mujer que ora o profetiza con la cabeza descubierta falta al respeto a su cabeza; sería igual si se cortase el pelo al rape. 6 ¿No quiere cubrirse el pelo? Que se lo corte al rape. ¿Qué le da vergüenza andar con el pelo cortado al rape? Pues que se ponga el velo. 7 El varón no debe cubrirse la cabeza porque es imagen y reflejo de Dios, mientras que la mujer es reflejo del hombre. 8 El varón no procede de la mujer, sino la mujer del varón; 9 tampoco fue creado el varón con miras a la mujer, sino la mujer con miras al varón. 10 La mujer, pues, debe llevar sobre la cabeza el signo de su dependencia; de lo contrario, ¿qué pensarían los ángeles? 11 Bien es verdad que en el Señor ya no se puede hablar del varón sin la mujer, ni de la mujer sin el varón, 12 pues si Dios ha formado a la mujer del varón, éste a su vez nace de la mujer, y ambos vienen de Dios”. En esta lectura aunque se reconozca el liderazgo del hombre, no se da un rango de inferioridad a la mujer, pues al mismo tiempo que se dice que proviene del hombre se hace referencia a su proveniencia también de Dios.
La mala interpretación de las escrituras, puede ser una de las causas para la discriminación que la mujer ha debido sufrir por tantos años, pues en muchos países y en especial en Colombia, el machismo es un factor común que se presenta en diferentes estratos sociales, sin importar la edad o el credo religioso que se profese. El rol de la mujer ha sido limitado al rol de ama de casa que no es un rol indigno, pero que lamentablemente no cuenta con el reconocimiento social que merece y no es remunerado pese a las extensas jornadas de trabajo y al sacrificio que requiere. Hasta hace tan sólo 56 años aproximadamente la mujer Colombiana fue reconocida oficialmente como ciudadana. Ante la injusticia social, la mujer colombiana como muchas mujeres alrededor del mundo buscaron reivindicar sus derechos, pero en un intento equivocado por buscar un balance de su condición femenina, la mujer llegó al extremo de la competencia con el hombre, buscando ocupar espacios en donde antes no podía estar y tratando de desplazar al hombre.
En la antigüedad la mujer no fue reconocida con el valor que tenía dentro de la creación, esto provocó una subestimación por parte de los hombres. Con el pasar de los años y gracias a constantes movimientos en contra de este estigma social, se dio inició a la reivindicación de la mujer, otorgándole el espacio al que siempre tuvo derecho por ser de la misma naturaleza que el hombre. Pero este reconocimiento de la mujer en la sociedad en lugar de promover una igualdad para el género humano, ocasionó aún más desequilibrio, pues se pasó a otro extremo, y ahora son las mujeres quienes han malinterpretado su rol dentro de la creación y han asumido una posición de autosuficiencia que no les permite reconocer que el hombre no es superior, ni inferior, sino que es su complemento. Dicha malinterpretación de su rol genera día tras día en hombres y mujeres una confusión en su identidad, el uso del vestuario, el corte del cabello, el uso de productos cosméticos, las profesiones y ocupaciones ya no son de uso exclusivo ni para hombres ni para mujeres. Se pretende estandarizar el género humano, lo cual va en contra de la naturaleza, y lo más grave es que cuando no se pueden igualar, se compite con el otro género como si el objetivo fuera demostrar cuál es el ser superior entre los dos, incluso el tamaño del cerebro y la capacidad mental entre hombres ha sido objeto de estudio.
En conclusión la competencia entre hombres y mujeres en el último siglo han deteriorado las relaciones de pareja, en donde los roles se han ido distorsionando, esperando tanto el hombre como la mujer el sometimiento el uno del otro. Al no querer ceder ninguna de las partes se llega a un individualismo donde cada quien saca ventaja de acuerdo a lo que le conviene del sexo opuesto, pero no se piensa en complementarse el uno con el otro. Las relaciones se han ido haciendo con el paso de los tiempos cada vez más facilistas, en donde no se asumen compromisos serios frente a la otra persona, el matrimonio, el noviazgo e incluso la amistad entre hombres y mujeres ha perdido su valor, por el contrario se han convertido en ataduras innecesarias para lograr la realización personal. El hombre en muchas ocasiones ve a la mujer como una carga y la mujer a su vez ve al hombre como una atadura. Las mujeres no encuentran en sus esposos la guía, pues muchos hombres también han desaprovechado su rol de cabeza de hogar pues no han asumido sus responsabilidades. Por todo lo anterior es muy difícil que se restablezcan relaciones en nuestro país entre hombres y mujeres según la voluntad de Dios ya que la influencia cultural y los prejuicios sociales obstaculizan la relación de hombre y mujer en nuestro contexto por la percepción equivocada de lo que debe ser el hombre y la mujer que Dios creó a su imagen y semejanza. Todo porque la mujer, mejor nuestras madres han sido complemento del hombre y en ésta generación muchas mujeres son competencia del hombre, por lo que debemos mejorar esas ecuaciones equivocadas y desarrollar un nuevo rol en la relación hombre-mujer, para que no sean ni complemento ni competencia.