Por José María Soto Jiménez
Explicaba el Ministro Juan Camilo Restrepo que en Colombia hay 114 millones de hectáreas disponibles para el cultivo, de los cuales solamente se utilizaban actualmente 5 millones de hectáreas. Con un potencial tan enorme de tierra cultivable nuestro país podrá ser autosuficiente en materia alimentaria y quedarían excedentes para pensar en exportar. No solo comida, también exportar madera.
Ser autosuficiente implica menos hambre, evitar el contrabando y mejorar la balanza de pagos (tener que gastar menos dólares en importaciones de alimentos) y por qué NO, convertirnos en una despensa alimentaria tal como fue Argentina hace 40 ó 50 años. Con una población mundial cada día creciente demandando alimentos a raudales en especial el Oriente, por qué no pensar en crear una integración horizontal teniendo nuevamente la flota mercante que se encargue de distribuir nuestro producto alrededor del mundo.
Cuando se habla del 10% del PIB utilizado en la Guerra y ante la pregunta de qué hacer con 8.000 ó 10.000 guerrilleros, paramilitares re-insertados y una población en general con un 12% de desempleo no es descabellado volver a mirar al campo como un generador de trabajo, al fin y al cabo la mayoría de ellos son de origen rural. En un artículo publicado por el periódico el País de Cali, daba cuenta que las mejores tierras en Colombia estaban en poder del narcotráfico, bien, simplemente es aplicar la extinción de dominio para que estas puedan ser utilizadas con el propósito aquí establecido. En este propósito es fácil encadenar entidades como Universidades, SENA, CIAT, FAO, CORPOICA y todas las organizaciones científicas a fin de estar al día en términos científicos con nuevos, novedosos y revolucionarias semillas que hagan más eficiente el campo.
Los recursos perfectamente pueden ser de capital mixto, Gobierno y empresas privadas pero este proyecto deberá ser administrado 100% por privados, de lo contrario estará condenado a morir en corto plazo porque se volvería un botín político. Este proyecto deberá estar encadenado a utilizar esta misma mano de obra a arreglar las vías secundarias y terciarias del País con la misma maquinaria decomisada al narcotráfico y a la minería ilegal.
Esto además de ser un motor dinamizador de la económica, buscará el retorno de los campesinos al campo que en buena parte son generadores de violencia, creadores de cinturones de miseria y mendicidad en las ciudades.
Sonará complicado, pero con voluntad política se puede lograr.