
Por Benjamín Barney Caldas
Arquitecto de la Universidad de los Andes con maestría en historia de la Universidad del Valle, y Profesor Titular (Jubilado) de la misma. Docente en la San Buenaventura y la Javeriana de Cali, el Taller Internacional de Cartagena y la Escuela de arquitectura y diseño, Isthmus, en Panamá, e Isthmus Norte, en Chihuahua. Miembro de la Sociedad Colombiana de Arquitectos, la Sociedad de Mejoras Públicas de Cali y la Fundación Salmona.
En los municipios de Florida, Pradera y Candelaria, al lado de Cali, están varios de los ingenios azucareros mas importantes del Departamento. Y numerosas viejas y bellas casas de hacienda, entre ellas La Industria, la última de las del sur del valle geográfico del río Cauca, de 1923, o La Aurora, del periodo de transición, a finales del siglo XIX, con su bello emplazamiento, o Parodias, de la segunda mitad del XVIII, de las mas antiguas del periodo Colonial.
En su urgente restauración esta empeñado el arquitecto Álvaro Erazo, presidente de la Fundación Patrimonio. Ya aprobada por el Ministerio de Cultura, por su valor arquitectónico, su capilla, una de las dos que quedan en las casas de hacienda, y que dio origen a Florida, que posteriormente se trasladó a su lugar actual, cerca de allí. La Gobernación no le ha parado bolas y ojala no corra la misma suerte que Cañasgordas, cuya “restauración”, además de absurda, esta parada.
Pero ante todo está el inminente problema del agua potable. En lugar de primero hacer una represa en la parte alta del río Fraile, para almacenarla durante las épocas de lluvia, se va a compartir la actual de Florida con Villagorgona y una embotelladora en Candelaria, lo que la hará insuficiente durante las sequías. Para no hablar de la vieja presencia de las FARC en la cordillera, y no apenas en su parte mas alta, de la que nada se dice en la Habana.
Muchas personas trabajan en esos municipios y viven en Cali, o viceversa, pero la carretera desde Cali es una vergüenza. Su ampliación a dos calzadas nunca se hizo, el dinero de los contribuyentes se fue en pagar las demandas de los contratistas, se cobró peaje por una obra que no existía, no esta demarcada ni señalizada, y el único tramo bueno es llegando a Florida, donde a la carretera, hecha durante la dictadura de Rojas Pinilla, hace 60 años, no se le ha hecho nada.
Muchos largos y lentos trenes cañeros y maquinaria agrícola, que no paga impuesto de rodaje, como los carros, circulan por esa carretera dejando regueros de barro o residuos de caña que tardan en recoger. Además hay muchos “policías acostados”, legales e ilegales, pero todos irreglamentarlos, contribuyendo a la alta peligrosidad de la vía, por donde transitan automotores, motos, bicicletas, peatones, jinetes y ganado, como para iniciados que ya saben como sortearla.
No sorprende que los ingenios, que al parecer ahora tienen sus intereses en otras llanuras, no hayan hecho nada al respecto. Pero sí que ni los alcaldes, ni los gobernadores, ni el Vicepresidente actual, que algo tiene que ver con esa carretera, tampoco hayan hecho nada. Les va tocar a los ciudadanos de esos municipios manifestarse decididamente para que se complete ya esa doble calzada, prometida y parcialmente pagada por los contribuyentes hace tantos años.
Y desde luego es un problema que atañe a Cali pues parte de la ciudad ya está al otro lado del río Cauca. Especialmente la ampliación del puente de Juanchito, que además presenta fatiga estructural. Es totalmente insuficiente, y el “trancón” alarga todos los días mas de un cuarto de hora, o incluso a veces mucho mas, un trayecto que tendría que ser, precisamente, de una media hora. Debería ser una de las Megaobras que si necesitan, mientras que el “Bailodromo” puede esperar.