*Nilson Giovanni Fajardo
Muchas lecciones nos pueden dejar las pasadas movilizaciones campesinas, pero a mi modo de ver una de las más importantes es que no se puede hablar del campo sin tener en cuenta los campesinos, así como no se puede hablar de “Construcción de ciudades sin ciudadanos”; históricamente se ha demostrado que la participación ciudadana cuando no encuentra respuesta efectiva, genera resistencias, y no pocas veces vías de hecho, las cuales “ligeramente” son leídas como falta de cultura ciudadana, desamor por la ciudad o el país, etc.
No muy lejos de aquí, en Brasil, la experiencia de la participación ciudadana a través de los presupuestos participativos sigue creciendo y generando verdaderas transformaciones políticas, económicas y sociales; Cali tiene la gran oportunidad de convertirse en un verdadero referente de ciudad distinta, un primer paso puede ser de-construir aquellos “teatrales escenarios” donde al ciudadano se le convoca, se le deja hablar, firma la asistencia y pasa por el refrigerio.
Si bien la comunidad no siempre tiene la razón, si tiene razones y muchas de peso; bastante dinero, desgaste y conflictos nos ahorraríamos con escuchar el sentir ciudadano en cosas tan elementales como el diseño de rutas del masivo, los puntos de recarga del sistema o la conveniencia o no de incorporar el transporte tradicional en la ladera.
Un buen comienzo es trascender aquella visión decimonónica, de creer que el conocimiento esta exclusivamente encapsulado en los técnicos, profesionales, funcionarios y políticos, lógicamente no se trata de gestionar una “cuidad a la carta” donde a cada quien se le satisfacen sus mas desmedidos y pasionales deseos, todo lo contario, la idea es favorecer el interés público sobre el privado, reconociendo que la ciudad se construye a diario, en la cotidianidad de su gente y en sus acumulados vivenciales.
Es de una miopía monumental continuar pregonando una “ciudad sin ciudadanos” lo cual no resiste el más mínimo examen técnico, profesional y político.
Formarnos para la participación hoy, requiere de otros esfuerzos por parte de funcionarios y ciudadanos, requiere mirar y entender la ciudad más allá del andén de la casa, la vía más allá del vehículo, la movilidad más allá del masivo, una ciudad diferente precisa de pensamiento y acción diferentes; las palabras de Benjamín Franklin pueden darnos pistas de hacia dónde caminar por una mejor ciudad “Dime y lo olvido, enséñame y lo recuerdo, involúcrame y lo aprendo”.