Por Guillermo E. Ulloa Tenorio
Economista de la Universidad Jesuita College of the Holy Cross en Estados Unidos, diplomado en alta dirección empresarial INALDE y Universidad de la Sabana. Gerente General INVICALI, INDUSTRIA DE LICORES DEL VALLE, Secretario General de la Alcaldía. Ha ocupado posiciones de alta gerencia en el sector privado financiero y comercial.
El candidato-presidente Juan Manuel Santos inició su campaña reeleccionista en el Valle esta semana, que aporta el 10% de la votación presidencial. Además de las manifestaciones y expresiones populares típicas de campaña, como el baile de salsa choque en Aguablanca y el discurso futbolístico comparando su mandato con la Selección, su visita ofreció oportunidades para fortalecer programas de cooperación del gobierno central.
Sin embargo, quedó corto con las necesidades de la ciudad y la región. Tan solo ofreció una partida de $5 mil millones para reforzar la seguridad fundamentada en dar continuidad al proyecto de cámaras de seguridad y aumentar en 200 elementos el pie de fuerza. El sistema debe ser percibido como una integración moderna al patrullaje convencional de los órganos de control y vigilancia urbanos. El proyecto de cámaras de vigilancia tiene una meta de 1000 para el año 2016, numero proporcionalmente inadecuado para apoyar la vigilancia de una ciudad de 2.5 millones habitantes.
A manera de ejemplo, Londres, urbe de 8 millones de habitantes, quizás la ciudad con mayor número de estos dispositivos, cuenta con más de un millón de cámaras. Nueva York y Chicago, las que ostentan la mayor cobertura norteamericana, aunque inferior en número a las londinenses, se estiman en medio millón de cámaras.
Aunque es importante destacar, como bien lo hizo el Presidente, la reducción de la tasa de homicidios en la ciudad en lo corrido de los últimos meses, en materia de seguridad, la ciudad requiere medidas de mayor impacto. La política macro de estado buscando alternativas de mejorar la convivencia, mediante programas de educación, inclusión social y cultural, deben complementarse con una política más agresiva de autoridad policiva. La Policía Nacional y el gobierno deben implementar medidas de choque como el desarme, la militarización de algunas zonas, sistemas de inteligencia para combatir la corrupción al interior de las instituciones y una estrecha colaboración ciudadana.
La delincuencia está estrechamente ligada a la falta de inversión social.
La violencia se extiende contagiosamente, al encontrar propiedades fértiles, en razón a un frágil tejido cultural, un sistema educativo deficiente, alto consumo de droga y alcohol, porte ilegal de armas, autoridad quebrantable y altas tasas de desempleo. Lo más importante y de mayor profundidad para un candidato es cuál es su postura para combatir el flagelo del desempleo y la informalidad de la ciudad y región.
La ciudad clama por un cambio estructural donde prevalezca y se enfatice en aspectos sociales.
Lo más importante en la reciente visita del candidato-presidente era escuchar sus planteamientos en políticas de estado y programas que contribuirán en cerrar la brecha de desigualdad social y económica de la ciudad. No presentó proyectos cuantificables de cobertura educativa, mejoramiento de infraestructura de salud, estabilización de recursos del situado fiscal, programas macro de vivienda prioritaria, política de subsidios de mejoramiento, incentivos fiscales nacionales para creación y generación de empleo ni la oportunidad histórica de convertir la ciudad en sede permanente de la Alianza del Pacifico.
Quizá también faltó liderazgo regional en aprovechar al candidato-presidente para presentar con firmeza nuestras necesidades puntuales y recibir el compromiso presidencial en materia de competitividad, infraestructura, movilidad regional y la culminación de la doble calzada Buga-Buenaventura.
Ojalá en las próximas visitas de los candidatos, incluyendo la del candidato-presidente, se prepare una agenda fundamentada en la apremiante necesidad social, más que deleitarnos con las aptitudes de bailarines de los aspirantes.
@geulloa