Metrópoli
Por Ramiro Varela M
En 26 años observamos la transformación de las ciudades Chinas, por sus centros urbanos modernos y cosmopolitas, frente a municipios inviables como los nuestros, porque sus presupuestos no alcanzan a costear las necesidades, ver Cali, Bogotá, Medellín y Barranquilla, lo que exige nacional y localmente, un cambio de políticas de desarrollo y crecimiento.
Desde Pekin y Nanjing recordamos al Ing. Claudio Borrero, quien ha gastado todo su vida en la defensa de la tierra, pues el milagro económico Chino se debe a que la volvieron productiva, desplazando la acumulación terrateniente improductiva con una reforma, que permitió utilizar los excedentes agrarios en capital para financiar programas de industrialización estatal, que progresivamente tuvo su apertura al privado, recursos sirvieron para integrar al país con infraestructura y tecnología. Atacaron la ineficiencia en las ciudades, con pocos logros pero mejoraron ejecuciones sociales y de calidad de vida, gracias a un PIB por décadas del 9%.
De esta manera la educación, la salud, la alfabetización y la infraestructura se vieron con presupuestos multiplicados, que permitieron generar un recurso humano moderno y preparado para el milagro económico.
Han logrado sus objetivos en riqueza y en el poder de un estado – nación, con un desarrollo capitalista y de “democracia propia“, gracias al libre mercado pero con limitaciones sociales. Observar las ciudades chinas en infraestructura, recursos físicos y tecnología, invita a cambiar nuestro modelo, cuando todos los sistemas de transporte, m2 de espacio público y arquitectura urbana da respuesta a la tasa de desarrollo, mientras que nuestras economías municipales son débiles e incapaces de moverse hacia una equidad social. Por ello, debemos cambiar el modelo de crecimiento fundamentado en la explotación de recursos mineros, donde la posición dominante del mercado, con oligopolio empresarial es una practica normal y abusiva ( Ejemplo el caso de los pañales) y adicionalmente un estado corrupto, en el público y en el privado. Debemos tener una economía de mercado, más agresiva y transparente. Al oído de nuestros gobernantes.