Por Guillermo E. Ulloa Tenorio
Economista de la Universidad Jesuita College of the Holy Cross en Estados Unidos, diplomado en alta dirección empresarial INALDE y Universidad de la Sabana. Gerente General INVICALI, INDUSTRIA DE LICORES DEL VALLE, Secretario General de la Alcaldía. Ha ocupado posiciones de alta gerencia en el sector privado financiero y comercial.
Se ha debatido incansablemente sobre la esencia del liderazgo. Algunos opinan que los líderes nacen otros que se forman. Ambas apreciaciones tienen fundamento. Sin embargo el verdadero liderazgo es producto de desarrollar nuestras cualidades innatas y potencializarlas para convocar en torno a nuestras ideas y mediante aprendizaje, voluntad, formación proyectando nuestros sueños y hacerlos realidad.
Para liderar procesos que implican cambios estructurales se necesita ser persistente, comprometido, responsable y saber ejercer con humildad el éxito o el fracaso. La humildad es la reina de todas las virtudes. Aquel que después de lograr posiciones de alta responsabilidad, de mucha visibilidad, admiración publica y compromiso no cambia es quien verdaderamente proyecta humildad. Cuantiosos ejemplos observamos en el cambio del comportamiento y actitudes de personas que el poder efímero los envolvió bajo el manto de la soberbia perdiendo la esencial virtud de la humildad.
En su trayectoria ha sabido llevar con altura y resignación momentos difíciles y han forjado su carácter para aprovechar con mayor ahínco las oportunidades que le deparan en la culminación de logros.
Un verdadero líder es aquel que deja a un lado la arrogancia y mantiene abierta una fluida comunicación y expresión. Su nivel de madurez le permite ser más reflexivo, abierto a la crítica y le facilita la continuidad de construir ideales con dedicación y responsabilidad. La humildad del líder se convierte en su mayor fortaleza y permite que florezcan otras virtudes como la nobleza, la bondad y la modestia. La humildad lleva atributos de tolerancia y paciencia, factores determinantes en la construcción de ideales que permitan culminar exitosamente las metas propuestas.
El líder sabe trabajar en equipo. Identifica, resalta y evoca las mejores cualidades de sus seguidores para construir comunidad y entre todos contribuir en la resolución de problemas. Debe tener habilidad en el manejo de entornos de alto grado de exigencia y situaciones imprevistas, pensando y actuando sobre la base de estrategias haciendo énfasis en el establecimiento de prioridades, con seguimiento y cumplimiento de procedimientos y políticas establecidas. Al apoyarse en su grupo de trabajo, dando crédito a los demás y permitiendo que florezcan iniciativas innovadoras es enseñar y transmitir la esencia del liderazgo.
La fortaleza de la humildad se traduce en formación de verdaderos líderes.
El proceso democrático se enriquece cuando, además de humildad, los candidatos poseen la vocación de servir y liderar cambios estructurales que la ciudad, región y país requieren. Los verdaderos líderes son los que saben escuchar las necesidades sentidas de la población y convertirlas, con su liderazgo, en soluciones permanentes que fomentan el desarrollo del individuo y la comunidad, generando autoestima y sentido de permanencia.
Pero ante todo, el liderazgo debe ser ejercido con humildad.
@geulloa