
Por Benjamín Barney Caldas
Arquitecto de la Universidad de los Andes con maestría en historia de la Universidad del Valle. Ha sido docente en Univalle y la San Buenaventura y la Javeriana de Cali, y continua siéndolo en el Taller Internacional de Cartagena, de los Andes, y en la Escuela de arquitectura y diseño, Isthmus, en Panamá. Miembro de la Sociedad Colombiana de Arquitectos, la Sociedad de Mejoras Públicas de Cali y la Fundación Salmona. Escribe en Caliescribe.com desde 2011.
Andenes, bicicletas, motos, buses y trenes por el Corredor Férreo es la única y verdadera solución a la movilidad de los caleños. Y por lo contrario hay que esperar que la ciudad no se mueva mucho y vaya y se rompa el jarillón del río Cauca, que como denuncia Gustavo Moreno insisten en Bogotá en que siga invadido (El País, 29/06/2015).
Por su parte, Fabio Martínez señala cómo la situación del transporte masivo es crítica en cada ciudad, con sus buses, 'zorras' y 'motoratones', y cómo cada una tiene sus especificidades (El Tiempo, Bogotá 28/06/2015/ 3:53 a.m.), asuntos en los que Carlos Gonzales ha insistido en sus columnas en la revista Dinero y en El País. Con paciencia e insistencia algo germinará, pero el problema es que el agua también se está acabando.
Ya decía Sócrates que “sólo hay un bien: el conocimiento y sólo hay un mal: la ignorancia”. En Cali insisten en ignorar que en las mejores ciudades del mundo sus sistemas integrados de transporte público operan bajo una sola autoridad independiente de los alcaldes de turno, y que lo hacen a partir de integrar andenes, bicicletas, motos, buses y trenes. Y que los carros particulares serán cada vez menos, más pequeños, eléctricos y de alquilar.
En 2014 había en el mundo cerca 180 sistemas de metro en 55 países diferentes. El primero, el de Londres, fue inaugurado en 1863; el de Nueva York tiene el mayor número de estaciones; y el de Dubái es el sistema sin conductor más largo del mundo, y se extiende 75 km en dos líneas (<https://es.wikipedia.org/wiki/Anexo:Sistemas_de_metro>). Y por supuesto el de París es el mejor y más completo, además de estar en “la ciudad luz”, claro.
Es inaudito que haya que seguir diciendo que la movilidad de los ciudadanos en cada ciudad empieza y termina caminando por sus andenes.
Que cada vez habrá más bicicletas. Que mientras no se cuente con un buen transporte público habrá en Cali más motocicletas pues son mucho más económicas y rápidas. Que los buses tradicionales deben ser parte del sistema. Que no es posible que el MIO transporte a todo el mundo y sobretodo que no sería nada deseable depender de un solo sistema, y menos si es operado todo por particulares.
Y, finalmente, hay que repetir que es urgente retomar el proyecto del tren ligero de hace 15 años, descartado para implementar primero los buses articulados, que han debido venir después. El ahora llamado tren de cercanías, de Jamundí a Yumbo, o el elevado que propone Juan Marchant, o ambos, es inaplazable pues es la columna vertebral del área metropolitana que de hecho conforma Cali con esos municipios vecinos al sur y norte.
Por ese ancho corredor férreo, a nivel, casi recto, por la mitad de la ciudad actual y propiedad del Estado, debería ir además una verdadera autopista urbana, el par vial de las calles 25-26; sendas ciclo vías a cada lado, y amplísimos andenes arborizados, como tanto se ha repetido esta columna, con medidas y todo.
Todo en medio de parques y zonas verdes unidos por la alameda (paseo con árboles de cualquier clase, como la define el DRAE) más larga del mundo a base de enormes samanes, que reemplazaría las muy bellas que tuvo la ciudad y que fueron eliminadas una a una para dar (inútilmente) paso a los carros. Eso si hablaría bien de Cali.