
Por Guillermo E. Ulloa Tenorio
Economista de la Universidad Jesuita College of the Holy Cross en Estados Unidos, diplomado en alta dirección empresarial INALDE y Universidad de la Sabana. Gerente General INVICALI, INDUSTRIA DE LICORES DEL VALLE, Secretario General de la Alcaldía. Ha ocupado posiciones de alta gerencia en el sector privado financiero y comercial.
Ya se completa un año desde la elección de Ospina como alcalde. Si bien es cierto su primer año fue totalmente atípico en virtud al fenómeno de la pandemia el mundo afrontó, no perdió el norte de algunas iniciativas concebidas en su plan de gobierno, posteriormente plasmadas como plan de desarrollo. No obstante, las mismas circunstancias, efectos y consecuencias de la emergencia cambian sustancialmente el presente y el destino de la ciudad, obligando a replantear su proyección. Debe incentivar condiciones de competitividad para que sea el sector productivo privado formal, el gran jalonador de la reactivación económica y no pensar que es función del estado.

Lo mas apremiante e importante es concentrar esfuerzos en brindar soluciones estructurales de movilidad. La ciudad apostó, hace veinte años, por el sistema de buses articulados, de cuestionado éxito en las ciudades que lo incorporaron. Independientemente a errores conceptuales en su diseño, trazados inadecuados, equivocada proyección de la demanda, deplorable ejecución del proyecto, sobre oferta del equipo rodante, incongruente selección gerencial y fragilidad financiera de los operadores iniciales, los recursos aportados superan $ 4 billones.
METROCALI, operadora del sistema, se encuentra en critica e inestable situación financiera, jurídica y administrativa. La amenaza, no solamente radica en un fallo judicial, ordenando un pago multimillonario que supera los $ 200 mil millones, sino también el efecto dominó puede resultar por reclamaciones similares y la caída de ingresos este año, arrojando inestabilidad e incertidumbre. Situación que agrava la precaria realidad de los actuales operadores.
El actual presidente de Metrocali, no obstante, académicamente estructurado, carece de experiencia en manejo de complejos escenarios administrativos. La Junta Directiva inoperante e inmersa en desempeñar actividades inferiores a su responsabilidad es factor preocupante.

El Secretario de Movilidad, quien ha debido asumir mayor liderazgo y ejecutoria, ha sido inferior a los logros plasmados en su hoja de vida. No se conoce de parte de esa importante secretaría propuestas de movilidad sostenible, integrando todas las ofertas de transporte de pasajeros, incluyendo la formalización de la, cada día mas acentuada, opción individual de transporte “pirata”.
La apuesta, recientemente aprobada por el Concejo, de un mega endeudamiento de la ciudad destinado a una serie de obras propias del realismo mágico macondiano, gran parte de ellas sin sustento de pre diseños, ni presupuestos, llevarían la ciudad al descalabro económico.
Es importante recordar la ineficiencia del municipio como ejecutor de obras publicas.
Mega obras decretadas, hace doce años, en la primera alcaldía de Ospina, inconclusas, desfinanciadas, cercenadas y algunas totalmente enterradas de su proyecto inicial. El corredor verde, la vía a Pance y el parque lineal del Rio Cali, de la administración Guerrero, son ejemplos de desidia, apatía, desorganización, falta de planeación, inadecuados presupuestos y constantes incumplimientos contractuales. De la administración Armitage, aún sin conectividad corredores de la Avenida Ciudad de Cali, tercer carril de la Cali-Jamundí, interminables estructuras de intercambiadores viales, mega estaciones y patios talleres del sistema de transporte masivo inconclusas.

“Si por allá llueve, por acá no escampa” es el refrán propio para definir la caótica situación de EMCALI. Componente de Telecomunicaciones drenando las arcas, reposición de redes de acueducto y alcantarillado en pañales, generación eléctrica propia incipiente, una abultada e ineficiente burocracia y pretensiones sindicales alejadas de la realidad financiera de la empresa, son elementos que requieren atención y solución.
Una ciudad sin fortaleza en su Planeación es sinónimo de modelo fracasado. Por bien de la ciudad no deje que la improvisación lo lleve al precipicio de ingobernabilidad.
Aún es tiempo de replantear su proyecto de gobierno, aterrizando su administración en resolver la problemática municipal, priorizando su derrotero, y no dejar un laberinto de problemas a futuras administraciones.