Vida Nueva
Por P. Héctor De los Rios L.
Primer domingo de Adviento
San Mateo. 24, 37-44: «Velen, porque no saben qué día vendrá el Señor»
Adviento es un tiempo que prepara para el futuro. Un futuro de gracia salvífica que viene con Jesucristo.
El profeta Isaías visualiza este futuro de paz y gracia mediante varios símbolos. El símbolo de la mansión de Dios sobre una montaña (que es la Iglesia), invitando al pueblo a acudir, ofreciéndoles el camino del Mesías (Cristo). Símbolos de la paz y fraternidad que el Mesías (Cristo) traerá: cambiando las armas por herramientas de paz, los conflictos en amistad.
La lectura de San Pablo es una advertencia para hacernos conscientes de la gracia que viene. Usa el bien conocido símbolo bíblico de las tinieblas y la luz. El nacimiento de Jesús es el inicio de un permanente día de salvación; la noche del pecado pronto quedará atrás. Por lo tanto, guiemos nuestras vidas de acuerdo con esta Luz que ya amanece entre nosotros, y desprendámonos de las obras de una noche y unas tinieblas que deberían ya pertenecer a nuestro pasado.
El tema del Evangelio de hoy es la vigilancia cristiana; Jesús usa el relato del diluvio enlos tiempos de Noé, que sorprendió a la gente desprevenida y envuelta en una vida de pecado, para subrayar la necesidad de vigilar diariamente sobre nuestro modo de vivir, y de estar preparados para uestro encuentro con Cristo.
Como sucede con varios de los Evangelios de Adviento, este texto tiene un doble significado. Por una parte, es una llamada a prepararnos para el encuentro con Jesús que viene en Navidad. Esta venida está llena de gracia y de misericordia, pero al estar éstas encarnadas en la humanidad de Dios, necesitamos fe, amor y un corazón pobre a fin de compartir estos dones de Dios.
Por otra parte, es una llamada a preparamos para encontrar a Jesús cuando venga a nosotros en el momento de nuestra muerte. Esta venida es en justicia y misericordia, y su momento preciso no lo conocemos: «No pueden conocer el día en que su Señor venga… Llegará en el momento en que menos lo esperan».
Sin embargo, estos dos modos de encontrar a Jesús están relacionados. Aquel que está bien preparado para la gracia de Navidad, también estará bien preparado para la gracia de la muerte. Y no nos engañemos sobre la calidad de nuestra preparación. Esta significa un cambio de corazón; no tiene que ver con apariencias externas ni con la «imagen». La diferencia se da en la orientación profunda de nuestras vidas. Por eso, «dos hombres estan en el campo… dos mujeres estarán moliendo… pero uno será tomado y el otro será abandonado».
Algunas preguntas para pensar durante la semana
1. ¿Forma parte de mi vida pensar que debo encontrar a Jesús cara a cara?
2. Adviento es una llamada a la preparación de la Navidad. ¿De qué manera práctica voy a cambiar para ser mejor?