Estacion de gasolina sobre la calle 5ª con la carrera 66 en 1960.

No es un orgullo haber punteado las listas de los barrios con más robos de vehículos. Tampoco es algo que no pueda ser explicado. La tranquilidad de sus calles, lo desolado que luce en horas de la noche donde otros barrios tienen vida, las extensas cuadras que conforman su cuerpo se habitáculo de un gran número de caleños. El barrio el Refugio ha sido por años uno de los estandartes del modelo de vida de la clase media en los 70 y 80. Jardín amplio, casi siempre un patio interior y un garaje amplio. Sin embargo, si uno camina por sus calles ve que muchos de los vehículos están parqueados en la calle, dejados al ojo de los vigilantes comunitarios, que algunas veces se hacen cargo hasta de dos cuadras. La presencia de la policía en el barrio es baja, a pesar de los antes mencionados altos índices de hurto. Así las cosas está puesto el escenario para el robo perfecto. Los vecinos han levantado sus quejas a una amplia gama de instituciones pero las soluciones aparecen que sólo llegan, como siempre, si los interesados se organizan. Existe un sistema de alarma en casi todas las cuadras, que se activa por un botón ubicado al interior de las viviendas. Sin embargo esta medida, que ha sido aplicada más de una vez, sólo es útil cuando alguien detesta el ilícito y lanza la voz de alerta. Por desgracia la mayoría de robos se hacen con manos de paño y nadie ve y oye nada. Las artes del ladrón manilargo son complejas, por lo visto.

Augusto José Merino es un vecino que lleva 25 años en el sector. Fue profesor universitario en EE.UU y ahora es pensionado. Va mucho al parque longitudinal del barrio y tiene plena conciencia de lo que sucede en el sector: “No consentimos más alargues a esta situación. La municipalidad ha determinado que este barrio y otros de la zona que bordean la ladera, son los de más alta de hurto en la ciudad. Tenemos el mismo problema que San Fernando, El Lido o La cascada. El asunto es de ordenamiento territorial y seguridad social, ya que uno a veces se pone a pensar en que muchos de esos pelados de las pandillas de Siloé o Alto Jordán que bajan a  hacer sus cosas acá abajo seguirán naciendo y criándose y robando si no les damos otra opción, una que tal vez sus padres no les pudieron dar. No es que justifique lo que hacen, pero es obvio que con medidas policivas el problema no se va a resolver. De hecho no se ha resuelto.”

Cicloruta sin imaginar

El parque de la parte de atrás (se refiere al parque longitudinal que cierra al barrio cerca de la zona de ladera y que atraviesa varios barrios) es el patrimonio urbanístico más importante del barrio.

Es consecuente la construcción de una cicloruta que permita a los barrios de falda de montaña tener un circuito largo de tránsito recreativo. El lugar es propicio para tal efecto y es, sin duda el mejor terreno para un proyecto de esta clase en la zona. Bajando está la calle 5ta y toda la materia compleja en que se convierte la ciudad de ahí para abajo. Para arriba están las montañas y la circunvalar, en la cual no es recomendable construir una cicloruta dado lo escabroso y empinado del terreno, que sería apto sólo para ciclistas de alto rendimiento. Acá abajo está masa continua de zonas verdes, este trazo rectilíneo que se planificó para, eventualmente, convertirse en alguna suerte de pulmón para la ciudad. El asunto, por si las moscas, ya ha sido propuesto por la junta de acción comunal años atrás, aunque se cayó la iniciativa por falta de entusiasmo de los participantes del grupo. Uno de los problemas para el fortalecimiento de la junta de acción comunal es que gran parte de los adultos de barrio trabaja o está aislado de sus vecinos. Así, los esfuerzos para mejorar este parque, único en sus características en la ciudad de Cali, deben ser hechos por instituciones superiores. El trabajo dedicado y planificado en los barrios es parte fundamental de la construcción de ciudad, ya que es en estos en los que los caleños viven, donde descansan de sus trabajos, no siempre agradables, donde caminan con sus perros o sacan a pasear a sus hijos. El núcleo de la familia en la ciudad.