La Escuela de Comunicación Social y Periodismo de la Universidad del Valle realizo el martes 13 de septiembre el lanzamiento de la novena entrega de la revista Ciudad Vaga, una publicación dedicada exclusivamente al género del reportaje, escrita en su mayoría por los estudiantes.
La revista, una publicación casi única en su tipo en el país aborda temas de ciudad con gran profundidad y calidad literaria. Es una opción interesante frente al periodismo que consumimos a diario. En ella encontraran temas desarrollados con mayor profundidad y sin los afanes del medio impreso de publicación diaria o semanal.
Este es el caso de uno de sus reportajes principales que aborda un tema de gran interés para Cali. La forma en que la contaminación producto del antiguo basurero de Navarro a generado casos terribles de malformación en los niños de las madres de las zonas más pobres aledañas al rio Cauca.
Un drama que ha pasado desapercibido para los demás medios de comunicación encuentra un desarrollo bastante amplio en el reportaje. Que va desde la aparición de los llamado niños sirena y ciclopes, hasta la forma en que algunas constructoras pretenden adelantar proyectos de vivienda en zonas contaminadas.
Cali Escribe quiere resaltar este esfuerzo editorial e investigativo y los invita a visitar la página y enterarse de la Cali que se cuenta desde la Universidad.
www.ciudadvaga.com
Terminamos con un adelanto de lo que encontrarán en la página:
“Aquella mañana, la del 13 de abril del 2011, la ciudad despertó sin agua. No cayó de los grifos el líquido que disuelve en los hogares el café y con las verduras se vende como sopa en los restaurantes. El agua que enjuaga las bocas de los niños para ir a la escuela y limpia los pañales de los bebés. El agua que lava los cuerpos desnudos en los moteles y los cuerpos enfermos en los hospitales; que remoja cabezas en las peluquerías, sale disparado contra carros sucios en los lavaderos y se lleva los excrementos de los sanitarios. Aquel día, el líquido vital que se extiende entre un sistema de venas y arterias bajo el asfalto urbano no llegó a las empresas, ni a las industrias de bebidas refrescantes, ni a los jardines infantiles.
En Cali, el escenario donde a diario más de dos millones y medio de personas hacen malabares para sortear el día, cada quien hace lo suyo. En el hospital Carlos Holmes Trujillo, hacia el oriente de la ciudad, médicos y enfermeras sortean la crisis financiera para coser cuerpos y salvar la vida de los más pobres; en la pescadería La Casona algunos vendedores sacan las entrañas de los bocachicos para venderlos en las mañanas; en el sur obreros de la construcción rompen la tierra para construir más casas. Cualquiera de estos lugares podría suspender sus actividades sin afectar a los demás. Pero cuando los obreros de la bocatoma de Puerto Mallarino suspenden el tratamiento de las aguas del río Cauca por turbiedad y contaminación, la ciudad pareciera infartarse. Los medios alertan sobre el corte del servicio, algunas universidades suspenden sus clases, muchas madres no mandan sus hijos a las escuelas, y los bomberos proveen a los hospitales del agua que reservan para apagar incendios.”
El despertar de los ciclopes, Revista Ciudad Vaga #9
Escuela de Comunicación Social y Periodismo de la Universidad del Valle 2011