Por: Jesús Magín

Lider comunitario del suroriente de Cali

 

Como Juez de conocimiento de paz de la comuna 16 de Cali, durante 10 años, he podido conocer los motivos, causas y razones de la inseguridad que vive a diario la comunidad, de forma especial en las comunas que han crecido informalmente y que representan un 60% de la ciudad, lo que significa que más de 150 barrios de Cali, son informales o lo han sido.

Estos barrios  nacieron  mediante el sistema de loteo sin servicios públicos ni vías y sus fundadores, provenientes de distintos lugares del país con diferentes culturas producto del negocio de tierra bruta, desarrollaron unos polvorines urbanos.

Los lotes adjudicados medianeros son pequeños  y  los esquineros  más amplios. Estas edificaciones, hoy elevadas a 2 pisos y hasta en un  5 nivel, permiten una disponibilidad del 48% para inquilinato a cada propietario que puede rentar piezas, apartamentos y casas. Desde el principio, se arrancó con una  baja calidad arquitectónica y eso hizo que el canon de arrendamiento fuera barato.  Este factor, fue sumamente  atractivo para muchas personas que trabajan en el rebusque o en los negocios ilícitos, como las dedicadas al expendio y tráfico de estupefacientes. Por supuesto la aglutinación de tanta gente, con patrones familiares olvidados, las malas costumbres y las actividades delincuenciales, genera violencia.

Indudablemente el alquiler de casas, apartamentos y piezas, sin previa  selección del inquilino, la violencia intrafamiliar, la debilidad del gobierno comunitario o comunal para enfrentar la violencia barrial, el fácil  tráfico de objetos y sustancias  ilícitas y la creciente  adicción a sustancias  alucinógenas, de muy  fácil adquisición, constituyen el escenario adecuado para el desarrollo de amplios espacios de conflicto ciudadano, que disparan los índices de homicidios y delitos.

En la base de la estructura de la sociedad, la familia, la usencia de sanas  costumbres, hábitos y valores, el aumento de su disfuncionalidad, y el acceso de los niños y jóvenes a educación pública de baja calidad, pobre en disciplina, carente de formación en convivencia social y  con un  promedio de  3 horas en aula al día,  le permite al joven disponer de  un 87% de tiempo libre para el ocio,  que ante la falta de programas de educación, formación, capacitación, recreación y promoción del arte y la cultura, como mecanismos para hacer frente a la crisis, terminan convirtiéndose en el espacio propicio para  la integración de  pandillas y organización de jóvenes, que vienen a convertirse en factores que inciden determinantemente en la problemática social expuesta.

Tenemos una justicia escasa, ineficaz y hasta débil en herramientas, con la indolencia  y  la  falta de una cultura propia de comunidad, se ha llegado hasta a agredir a la Policía por ejercer su labor de capturar delincuentes, aspecto que no permite lograr mayor efectividad en la lucha contra los problemas de inseguridad. Sumado a esto, y no se puede pasar por alto, tener vías rápidas en  las comunas más violentas como la 13, 14 ,15 y 16,  que tienen a su alrededor  autopistas, facilita  el ingreso o  escape de los delincuentes.

Tristemente, no se observa un Alcalde dispuesto a cambiar la tendencia de la violencia en una ciudad como Cali, con un plan de largo plazo, como existió con DESEPAZ hace ya 15 años y con tantos problemas, pero ante todo como epicentro de narcotráfico que genera tanta muerte.