“No basta con ser honrado, hay que demostrarlo”
Paolo Borsellino, Juez italiano antimafia
(asesinado por la camorra napolitana)
“Se ve claramente que existe una innegable arrogancia de estos ‘mayordomos urbanos’ que consideran no estar obligados a rendir cuentas a sus patrones, los habitantes de Santiago de Cali.”
El adjetivo transparencia, que a cada rato menciona esta pareja en cuanta oportunidad se les presenta, nos recuerda el sabio axioma “una mentira repetida unas pocas veces tiende a convertirse en verdad” válido en este caso cuando son evidentes falacias elementales como poner vallas publicitarias diciendo, por ejemplo, que la plazoleta de la caleñidad genera 500 puestos de trabajo, una mentira más grande que la misma obra. Igual situación se puede comprobar en cualquier cantidad de afirmaciones públicas de esta pareja al parecer maestros en las artificiosas artes del cuento.
Las cartas que envían los periodistas como derechos de petición pidiendo informaciones sobre hechos puntuales no son contestadas en los plazos legales, y cuando la diosa de la Fortuna lo decide, las respuestas llegan con datos que no corresponden a lo indagado. Se ve, claramente aquí, que existe una innegable arrogancia de estos “mayordomos urbanos” que consideran no estar obligados a rendir cuentas a sus patrones, los habitantes de Santiago de Cali.
Pero si lo anterior resulta indignante, debe serlo aún más el silencio cómplice de los jueces administrativos que permiten estos desafíos a la justicia y también el mutismo de las llamadas ias (Procuraduría, Contraloría, Personería etc.) que con su deficiente o casi nulo actuar están facilitando que todas las dolorosas verdades sobre la gestión de la pareja Ospina-Barrera no se conozcan y sancionen ahora, sino después, cuando haya cesado “la horrible noche” que ha llevado la incertidumbre a los cientos de comerciantes y pequeños empresarios arruinados por los bloqueos producidos por las megaobras y también la angustia de las más de 100.000 familias de Santiago de Cali y sus zonas rurales, amenazadas ya por los cobros coactivos de la Alcaldía que los apremia con los impuestos que no pueden pagar.
Creemos que no es equitativo y constituye un ingrediente social inconveniente, pretender hacer avanzar la ciudad sacrificando a quienes hacen parte de ese 15% de familias de desempleados que tratan de subsistir en nuestra ciudad. No podemos construir la escalera del progreso tomando como peldaños los cuerpos de la pobresía, ese es el caldo de cultivo que necesitan las FARC.