La ética hija huérfana de la educación


Si bien es cierto nuestra sociedad nos ha impartido un comportamiento insensato sobre la enseñanza de la ética, se ha desviado al punto de convertirla en una materia donde se leen pasajes bíblicos, donde aun profesores mediocres y retrógrados pretenden corregir un alumno hablándoles del infierno, del mal, del castigo divino y una cantidad de sandeces absurdas para estos tiempos, se comportan como curas y no como profesores.

La ética es un comportamiento del ser humano el cual también debe ser analizado, estudiado y mejorado , no con palabras atemorizantes, ni infundiendo terror basado en patrones de conducta impuestos por círculos sociales que únicamente se benefician ellos, si no justificado en la misma estructura que se analiza cualquier acto para así desarrollarlo.

Esta debe ser instruida y guiada por filósofos, sicólogos e intelectuales que tengan amplios conocimientos ya que la base para el desarrollo de cualquier sociedad gira en torno al respeto, honestidad y al apoyo mutuo como factor de evolución como bien lo explica Pior Kropotkin en sus teorías un poco utópicas para ejecuciones inmediatas pero muy acertadas en otras.

No podemos seguir naufragando en medio de una doble moral que se basa en señalar ‘‘malos’’ y ‘‘buenos’’ dependiendo del bando donde se encuentren, debemos indagar y cuestionarnos sobre creencias religiosas, políticas, económicas, etc. Que ya muchas están mandadas a recoger debido a que el hombre con el paso del tiempo, la evolución y la madurez mental se ha emancipado y le ha dado el verdadero valor a su libertad.

La ética a diferencia de la moral es una rama de la filosofía que estudia cómo vivir bien en sociedad y requiere de reflexión y argumento para su ejecución, mientras la moral se basa en costumbres obtenidas de un grupo para estar en ‘‘concordancia’’ frente a la sociedad aun incluso en muchos casos en contra de sus propias convicciones.

Insisto nuevamente en que mejoren la calidad de educación desde la primera infancia, a que sean indicados con exactitud los parámetros verdaderos de una convivencia sana sin misticismos, engaños, ni miedos, a la abolición de la doble moral, la emancipación del pueblo frente al capitalismo salvaje que expande la brecha entre las absurdas clases sociales, en definitiva el remedio para esta exclusión es la educación completa y de alta calidad para todos, basado en la ética apartando las cortinas de la moral.