Hace unos minutos, en una breve alocución, el presidente Juan Manuel Santos dio una de las noticias más esperadas por los estudiantes del país, ofreció retirar la reforma a la educación del Congreso si los estudiantes desisten de las protestas y vuelven a clase en las universidades públicas.
"Entre el Congreso y el Gobierno estamos dispuestos a retirar el proyecto y a iniciar un diálogo constructivo, democrático, siempre y cuando vuelvan los estudiantes a clase y que el cese de actividades no opere más", declaró un lacónico Santos, visiblemente afectado por el anuncio.
La caída de la polémica reforma a la Ley 30 se veía venir desde hace unos días con la negativa de los estudiantes a sentarse en la mesa de discusión de la Cámara; también por las palabras de algunos senadores de la Comisión 6ª que se opusieron a la reforma, como Wilson Arias (ver video) que no sólo advirtieron vicios de trámite y ponencia negativa, sino que se atrevieron desde su curul a exigir la renuncia de la Ministra.
Pero quizá la estocada final al proyecto bandera de la economista María Fernanda Campo (Ministra de Educación) vino del mismo partido que avaló al Presidente cuando en la mañana de este miércoles pidió retirar el proyecto, según confirmó el senador Plino Olano, por falta de concenso en los temas que abarca.
En declaraciones a un diario nacional Olano afirmó que "el país ya no puede estar en esta instancia en la que todos estamos perdiendo" y recalcó que diferentes sectores como centrales obreras y sindicatos "se aprovechan de las marchas y las terminan afectando".
Pues bien, sólo unas pocas horas después de este desaire de su partido, Santos decidió reunirse con los congresistas de su bancada encargados de las discusiones del proyecto para sondear qué tanto ‘ambiente’ podría tener la iniciativa.
Con lo que el presidente y algunos de sus ministros no contaban era con un grupo estudiantil tan cohesionado, claro, unido y dispuesto a llegar hasta las últimas consecuencias con tal de no dejar “privatizar” la educación, como siempre lo recalcaron, como trasfondo de la revisión legislativa.
De hecho, uno de los llamados que más ha convocado las fuerzas vivas del constituyente primario ha sido el oponerse por todos los medios a una reforma que inicialmente contemplaba el “ánimo de lucro” para la educación, debate que a la postre ya había perdido la ministra Campo días atrás.
De esta manera la iniciativa que con más ahínco defendió la administración Santos, perdió el apoyo de su propio partido y debió resignarse a ser aplazada hasta tanto, no soplen mejores vientos. Mientras tanto los estudiantes consideran los pasos a seguir, ya que si bien estaban en contra de esta reforma, lo que se encuentra en el fondo de las protestas es la necesidad de una reforma radical de la educación superior.
Los proximos días nos mostraran los verdaderos alcances de un movimiento que tiene sorprendido al país.