Por Nilson Giovani Fajardo

Lector Caliescribe

Como ciudadano común y corriente, a diario recorro siete cuadras todos los días, en busca de abordar un transporte que me lleve desde Puerto Rellena hasta la 14 de Calima antes de las 6:30 AM hora en que debo iniciar mis labores.

Algunos días me cuelgo de uno de los microbuses que aun circulan por la mencionada vía, la mayoría de las veces abordo el “taxi colectivo” que a precio relativo de masivo me lleva cómodo y rápido; logré abordar dos veces el masivo  lo que me valió igual cantidad de llamados de atención por parte de mi jefe ya que se duplico el tiempo del recorrido, juro que intente explicarle que era algo temporal, que el masivo está en proceso de mejoramiento continuo, mi jefe juro que me creía, aún así arranque mi día en recursos humanos firmando el incomodo documento.

Cada mañana desde mi humilde lugar de ciudadano común, me pregunto cuál es la razón o razones que no permiten que se implemente una troncal del masivo con servicio expreso que conecte la ciudad de norte a sur para los cientos de personas que nos movilizamos a diario en este importante eje de la ciudad.

Me pregunto en qué otras zonas de la ciudad se presentan problemáticas parecidas,  y si su falta de resolución oportuna por parte de quienes tienen el deber constitucional de hacerlo, se constituye en uno de los generadores de informalidad.

Mientras se suprimen y ponen rutas del masivo sin previo aviso, con lo que ello implica en la cotidianidad de los caleños y caleñas, no tengo otra salida – y estoy seguro que muchos otros y otras tampoco- que seguir utilizando el eficaz “taxi colectivo”, que a precio módico y en condiciones de comodidad me permite conservar el trabajo, a la vez que me genera calidad de vida ahorrando tiempo.

Esto no es en manera alguna una exaltación a la informalidad, es más bien la constatación de que en buena medida, estas dinámicas son respuestas del ciudadano común y corriente ante el mal funcionamiento de los gobiernos en la prestación de servicios tan importantes como el transporte, ya que al parecer está prohibido hablar con el conductor de este bus que abordamos todos y se llama Santiago de Cali.