Por Guillermo E. Ulloa Tenorio
Economista de la Universidad Jesuita College of the Holy Cross en Estados Unidos, diplomado en alta dirección empresarial INALDE y Universidad de la Sabana. Gerente General INVICALI, INDUSTRIA DE LICORES DEL VALLE, Secretario General de la Alcaldía. Ha ocupado posiciones de alta gerencia en el sector privado financiero y comercial.
Cuando en el siglo pasado, geógrafos, urbanistas y arquitectos empezaron a estudiar el fenómeno de la conurbación y dispersión urbana se empezó a utilizar el término de megalópolis. Se refiere al enlace de ciudades de varios tamaños que van conformando una gigantesca urbe obligando a un cambio estructural en su conformación geopolítica. Una megalópolis se va creando a partir de varias zonas metropolitanas conformando así un extenso corredor urbano. El más ilustrativo se ubica en el noreste norteamericano entre las ciudades de Boston y Washington con una población estimada en más de 80 millones de ciudadanos. Similares corredores se han formado en Europa, Asia, África y América Latina.
En el último siglo se ha venido conformando la figura de región del pacífico colombiano, integrada por los departamentos de Choco, Valle del Cauca, Cauca, Nariño y Eje Cafetero. Cuenta con el primer puerto del pacífico colombiano interconectado por una moderna autopista, en construcción, brindando potencial y competitividad incalculable para su desarrollo. Estos departamentos ostentan una consolidada y conexa infraestructura vial, antiguos y extensos corredores férreos que conectan Popayán con la zona cafetera y el puerto, ciudades intermedias y fraternidad cultural producto de migraciones hacia las poblaciones cordilleranas del Departamento del Valle, fundadas, en su mayoría, por inmigrantes del Gran Caldas y en el valle geográfico por afro descendientes provenientes del pacifico Colombiano.
La región fácilmente se acopla y conecta con los países miembros de la Alianza del Pacífico. Brinda una extensa y variada topografía. Ha desarrollado un pujante sector productivo industrial, una oferta agropecuaria exportable, eficiente entable comercial, plataforma académica sin igual, una clase media urbana en evolución y una abundante oferta laboral calificada. Equivale al 21% de la población nacional y tiene ocho ciudades con población superior a 200,000 habitantes.
Sin embargo el modelo dista de la realidad de la dispersión urbana y la posibilidad fiscal de los departamentos. Estos continúan aferrados a un sistema arcaico y precario de rentas principales provenientes del tabaco, juegos de azar, licores e impuesto automotor, en constante e inaplazable caída por cambios en los hábitos de consumo. Los exorbitantes pasivos pensionales ahogan los ingresos y a mediano plazo el panorama ensombrece con la posible desaparición de los departamentos como unidades político administrativas.
Por ello es indispensable la unión de departamentos conformando un modelo de planificación y desarrollo socioeconómico renovador. El Sistema General de Regalías así lo prevé y es un paso positivo hacia esta nueva orden territorial. Es indispensable una profunda reforma constitucional que modifique la estructura actual de los entes territoriales y que conciba una ordenada planificación regional de las megalópolis del siglo XXI.
Sí la región pacífica se visualiza como la más dinámica y competitiva de la geografía nacional es el momento de escuchar la posición de los candidatos al Congreso sobre este tema de realidad, de conurbación territorial y de conformación de la megalópolis del Pacifico. Solo aquellos que en sus plataformas programáticas contemplen visión regional de largo plazo, de sostenibilidad económica, de proyección global, fundamentales para cerrar la brecha de desigualdad socioeconómica merecen el voto ciudadano de un electorado pensante, prospero, educado, inquieto e inteligente.
Absurdo sería dejarnos seducir por odios, rencores y resentimientos propios del trillado y convencional discurso electoral.