Por Guillermo E. Ulloa Tenorio
Economista de la Universidad Jesuita College of the Holy Cross en Estados Unidos, diplomado en alta dirección empresarial INALDE y Universidad de la Sabana. Gerente General INVICALI, INDUSTRIA DE LICORES DEL VALLE, Secretario General de la Alcaldía. Ha ocupado posiciones de alta gerencia en el sector privado financiero y comercial.
Las obras viales construidas en Cali en los últimos años se reflejan en un mejor ordenamiento, menores tiempos de recorrido y mayor fluidez del tráfico. Las múltiples soluciones viales a desnivel, construidas por diferentes administraciones, permiten hoy gozar de largos recorridos a una constante velocidad.
En sus cuarenta años de existencia (1971), la autopista sur oriental, objeto de las mayores inversiones, se ha convertido en una importante vía rápida urbana atravesando la ciudad de sur a norte. Ha sido objeto de un adecuado mantenimiento permitiendo que su carpeta asfáltica central soporte un tráfico rápido. Sin embargo pese a sus especificaciones, el límite máximo de velocidad permitido es apenas 60 kph igual que las demás vías urbanas de inferiores condiciones y diferente conformación.
Debo hacer un llamado a la Secretaría de Transito Municipal, Planeación e Infraestructura, para que realicen un estudio de movilidad actualizado, que permitan establecer técnicamente límites reales de velocidad de la ciudad en sus diferentes vías, como los casos puntuales de la Autopista Sur Oriental, Simón Bolívar y el túnel de la Avenida Colombia. Un adecuado y responsable trabajo de campo permite orientar al municipio en priorizar la pavimentación de vías secundarias, que hoy presentan lamentable y calamitoso estado de deterioro, complementando con ciclorutas y las licitadas recientemente por Metrocali para mejorar la conectividad del sistema de transporte masivo. El estudio debe identificar la totalidad de reductores de velocidad o pompeyanos existentes en la ciudad, que más parecen una invasión de troyanos, el virus mas temido en la informática, con el fin de erradicarlos, remplazándolos por moderna señalización semaforizada.
La Secretaría de Tránsito debe complementar las inversiones de aprovechamiento tecnológico en permanentes campañas educativas de seguridad vial y formación de una nueva cultura ciudadana para conductores, ciclistas, motociclistas y peatones. Ojalá la ciudad continúe con un ambicioso programa de instalación de cámaras de foto multas, no solamente para continuar con procesos de mejoramiento del comportamiento de conductores y peatones, sino que sirvan como monitores de seguridad ciudadana.
Además del mencionado estudio, la Secretaría está obligada legalmente a realizar una actualización de su señalización. Los más frecuentes errores corresponden a señales de velocidad, donde sobre el andén de la derecha de la vía especifica un límite de 30 km/h, pero diagonal al mismo, en la misma vía, sobre el separador central existe otra indicando un límite de 60 km/h. Una ciudad debidamente señalizada ofrece seguridad vial que estimula el mejoramiento de su calidad de vida y permite mejor movilidad.
Además de la señalización normativa de tránsito la administración municipal podría aprovechar en mejorar la reglamentación y ordenar la caótica, inconclusa e incompleta señalización de la ciudad. Cali carece de señalización adecuada para sus visitantes. Los hitos turísticos, culturales, sitios de interés, servicios de salud, orientación al viajero son escasos y ofrecen poca información.
Sí la ciudad está buscando mejorar el bilingüismo, es una oportunidad, aprovechar la normatividad propuesta, para originar información tanto en español como en inglés. Sencillos mensajes de bienvenida e información en inglés, empleando las múltiples pantallas visuales disponibles en la ciudad, especialmente los monitores en las estaciones del MIO, son pasos hacia la cultura contemporánea y moderna de ciudades bilingües.
@geulloa