Por Benjamín Barney Caldas
Arquitecto de la Universidad de los Andes con maestría en historia de la Universidad del Valle, y Profesor Titular (Jubilado) de la misma. Docente en la San Buenaventura y la Javeriana de Cali, el Taller Internacional de Cartagena y la Escuela de arquitectura y diseño, Isthmus, en Panamá, e Isthmus Norte, en Chihuahua. Miembro de la Sociedad Colombiana de Arquitectos, la Sociedad de Mejoras Públicas de Cali y la Fundación Salmona.
Aunque el saber popular dice que es la ciencia de explicar por qué no sucedió lo que dijeron que iba a suceder, la economía, dice el DRAE, estudia los métodos más eficaces para satisfacer las necesidades humanas materiales, mediante el empleo de bienes fabricados y recursos naturales, conocimiento que permite una administración eficaz y razonable de esos bienes, recursos y actividades que integran la riqueza de una colectividad o de una familia o un individuo. O de una ciudad o un país.
Y Wikipedia insiste en que estudia cómo se organiza una sociedad para producir sus medios de existencia que, distribuidos entre sus miembros y consumidos por ellos, permitan que la sociedad pueda producirlos de nuevo y así sucesivamente, proveyendo de una forma constantemente renovada, la base material para el conjunto de la reproducción de la sociedad en el tiempo; por lo que, precisamente, es que esa base material debe ser constantemente renovada.
Una buena economía, entonces, debe ahorrar de trabajo, tiempo y servicios o bienes y reservarlos pues muchos no son renovables, y reducir los gastos sobre todo de energía y agua dulce, lo que la hermana de cierta manera con la ecología, la que por su parte, dice el DRAE, estudia las relaciones de los seres vivos entre sí y con su entorno; su ambiente, distribución y abundancia, precisa Wikipedia, entre ellos la de los grupos humanos y su ambiente, tanto social como físico; es decir, en el caso de mas de la mitad de los siete mil millones de habitantes actuales del planeta Tierra, sobre todo las ciudades en las que ineludiblemente están.
Cuando los economistas dicen que todo va mejor porque la economía crece, olvidan de que los recursos no renovables y la biodiversidad, selvas, nevados, páramos y ríos decrecen, y el clima empeora debido a los gases de efecto invernadero que produce la generación de energía con combustibles fósiles como el carbón y el petróleo, que consumen principalmente los (malos) edificios, mas que los (malos) carros y la (mala) industria. Cuando la economía crece unos pocos llenan sus bolsillos pero la mayoría los desocupa, el medio ambiente desmejora, y las condiciones y circunstancias físicas, sociales, económicas…y ecológicas, decaen.
La defensa y protección de la naturaleza y del medio ambiente es, pues, prioritaria, y cada vez hay mas gentes que están preocupadas por la ecología pero no tanto por la evidente sobrepoblación humana del planeta; y mas les vale que se enteren pues serán las victimas de un crecimiento económico basado en que mas gente consuma mas cosas, auspiciado por los que creen que a ellos no les tocará lo que se nos viene encima, y que será peor en los trópicos (Camilo Mora, El Tiempo 18/01/2014) ¿Sus hijos y nietos se irán a Marte?
Es urgente entender el planeta como un solo ecosistema de seres vivos cuyos procesos vitales se relacionan entre sí y se desarrollan en función de los factores físicos del mismo. Y para lograrlo, la economía tiene que sumarle a la ecología y no restarle. Por ejemplo, ciudades mas compactas y con menos carros, como Hamburgo que los eliminará en 15 años (El País, 18/01/2014) y mas andenes, no vías y puentes para los negociados de los “nules” que acechan; y edificios regenerativos que produzcan excedentes de energía y agua, y comida en vergeles en lugar de zonas verdes.