Por Guillermo E. Ulloa Tenorio

Economista de la Universidad Jesuita College of the Holy Cross en Estados Unidos, diplomado en alta dirección empresarial INALDE y Universidad de la Sabana. Gerente General INVICALI, INDUSTRIA DE LICORES DEL VALLE, Secretario General de la Alcaldía. Ha ocupado posiciones de alta gerencia en el sector privado financiero y comercial.


El poder puede obnubilar al gobernante. La soberbia encierra el razonamiento y obsesiona en perjuicio de la sensatez y cordura que debe guardar al líder. La ambición desmedida en búsqueda de triunfos y posicionamiento electoral conlleva a que se cometan errores estratégicos que al final terminan con sus aspiraciones.

A veces el servidor público confunde y permite olvidar que su constituyente primario, el electorado, lo eligió para conducir los destinos de la comunidad resultante de abierta y franca justa democrática. Los abusos y atropellos rebosan la copa. La mentira se revela y la verdad aflora con el tiempo.

Las actuaciones llamarán la atención de los órganos de control y la intervención del Procurador General de la Nación. Después de investigaciones previas se determinará si la actuación indebida debe ser sancionada con la destitución o inhabilidad por faltas disciplinarias en contra del mandato conferido por la ley y la constitución. 

En búsqueda de consolidar su pretensión electoral el gobernador empezó a realizar un detallado inventario de seguidores, municipio por municipio. La discreción, tolerancia y respeto por la democracia pasó a un segundo plano y en actitud vengativa hacia sus opositores políticos empezó a ejercer abuso de poder que lo tiene ad portas del escándalo más trascendental del año.

El manejo de medios y ruedas de prensa, hábilmente desplegadas justificando el desconocimiento de los hechos y sacrificando el buen nombre de su gabinete y colaboradores se convierten en su principal enemigo. La reacción de quienes actuaron inicialmente en beneficio inicial, personal y aparente beneplácito del gobernador, después de guardar moderado silencio, empiezan a destapar la realidad de los acontecimientos.

El hecho se remonta al encontrar el gobernador, que el alcalde de una pequeña población de filiación partidaria diferente, no votaría con él. En desagravio y retaliación, ordenó, supuestamente, a través de sus colaboradores en forma autoritaria y perversa, el cierre parcial de una importante vía que conduce al puente más importante del casco metropolitano. La congestión y caos vehicular ocasionado, que duró cuatro días, retrasó la llegada de obreros, empleados y estudiantes en cumplimiento de sus jornadas. Las mercancías llegaban a destiempo a su destino desacomodando los horarios previamente concedidos para su entrega, arrojando incalculables pérdidas económicas.

El caos fue, en principio, atribuido al alcalde disidente, logrando así el gobernador cumplir con su atropello. Al levantar el cierre temporal logró su cometido, pues la población afectada aplaudió su acertada intervención, la cual había presunta y previamente orquestado. Sin embargo con el paso del tiempo se ha ido destapando la verdad del hecho y su aspiración presidencial embolatada.

El gobernador del estado de New Jersey, el republicano Chris Christie, quien en afán excesivo para postularse como aspirante a suceder a Barack Obama, ha cometido el más grave error de su vida pública. Lo que empezó como una retaliación y un exitoso manejo mediático se está devolviendo en su contra, con posibilidad de acabar con su postulación y consecuente muerte política. El escándalo del caos vehicular en el puente George Washington que une el estado de New Jersey con la ciudad de Nueva York apenas comienza.

El gobernante jamás puede olvidar que su deber y vocación es servir su comunidad, su electorado y conciudadanos, por encima de ambiciones personales, particulares y políticas. La democracia premia y honra a sus elegidos, pero también castiga a quienes incumplen con el mandato electoral y constitucional.              

@geulloa