“Yo soy el camino, la verdad y la vida”Vida NuevaPor Héctor De los Ríos L.El quinto y el sexto domingo de esta cincuentena pascual nos trasladan hasta el cenáculo, donde –en una amplia conversación– Jesús se despide de sus discípulos y les deja su testamento.Una pregunta de fondo nos da la clave para entrar en los pasajes escogidos: ¿Qué implicaciones tiene la resurrección de Jesús para el presente y el futuro de su comunidad de discípulos?Después de lavarles los pies a sus discípulos y cuando el traidor ya ha salido del cenáculo para ejecutar su macabro pan, Jesús le anunció a sus discípulos que se iría, que su comunión de vida terrena con ellos llegaba a su fin: “Hijos míos, ya poco tiempo voy a estar con vosotros…”.La convivencia con Jesús, después de haber sido llamados a compartir su casa (“Fueron, pues, vieron dónde vivía y se quedaron con él aquel día”;, fue un bello tiempo marcado por una amistad sabrosa. Pero éste ahora se interrumpe y termina bruscamente con la muerte de Jesús.La nostalgia surge entonces como un sentimiento cruel que aprieta la garganta. ¿Eso significaría entonces que el discipulado, el seguimiento estrecho del maestro, la amistad sabrosa con él, no fue más que algo pasajero que queda para el recuerdo una vez que la muerte se interponga en medio del amor y separe para siempre a los que se han amado intensamente?¿Habrá que consolarse con los recuerdos de este tiempo? ¿La muerte es también el fin de la relación? “Señor, ¿a dónde vas?” Pedro no soporta la idea de la separación: “Señor, ¿a dónde vas?”. Y Jesús le responde: “Adonde yo voy no puedes seguirme ahora; me seguirás más tarde”. Entonces le anuncia las negaciones. La ruta por la cual Jesús “va” será la que Pedro y todos los discípulos tendrán que recorrer mediante el “seguimiento” (“Me seguirás más tarde”;. Pero antes de hacerlo, el discípulo debe tener una visión clara y completa de la geografía espiritual que conduce hasta le meta de ese camino. Por eso a la hora de la despedida, en medio las lágrimas, tratando de aprovechar con intensidad los últimos instantes que les quedan juntos, la palabras de la despedida se van convirtiendo poco a poco en palabras de consolación.En pocas palabras, Jesús le explica a sus amigos que no se separa de ellos para siempre sino que su separación marca un giro importante en la vida del discipulado, no propiamente el fin, digo un giro importante y decisivo en la manera de seguir a Jesús, un giro importante que tiene como finalidad la creación de lazos de amor todavía más fuertes, profundos e indestructibles que los anteriores.El texto de Juan 14,1-12- Dijo Jesús: 1 “No se turbe vuestro corazón. Creéis en Dios: creed también en mí.2En la casa de mi Padre hay muchas mansiones; si no, os lo habría dicho; porque voy a prepararos un lugar.3Y cuando haya ido y os haya preparado un lugar, volveré y os tomaré conmigo, para que donde esté yo estéis también vosotros.4Y adonde yo voy sabéis el camino”. 5Le dice Tomás: “Señor, no sabemos a dónde vas,¿cómo podemos saber el camino?”.6Le dice Jesús: “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre sino por mí… La enseñanza de Jesús comienza con una invitación a confiar en Él: “No se turbe vuestro corazón”. Cuando los sentimientos se agitan por el vacío de una ausencia, Jesús ofrece la fortaleza de la fe: “Creéis en Dios; creed también en mí”.En la primera parte de la enseñanza, notamos que la referencia a Dios Padre lo enmarca todo: Al principio dice: “En la casa de mi Padre…” Al final dice: “Yo voy al Padre”. La estrecha relación entre el Padre y el Hijo se ve más claramente en el tiempo pascual: Jesús va al Padre: “Subo a mi Padre y vuestro Padre, a mi Dios y vuestro Dios”.– De quien proviene: “Sabiendo que le Padre le había puesto todo en sus manos y que había salido de Dios y a Dios volvía”.– Y con quien vive desde la eternidad en una gran comunión: “En el principio existía la Palabra y la Palabra estaba con Dios, y la Palabra era Dios; ella estaba en el principio con Dios”.Vale la pena observar a lo largo del pasaje que leemos hoy cómo se va presentando la relación entre el Padre y el Hijo. Este es el horizonte sobre el cual Jesús propone la relación con sus discípulos. Uncategorized