Jesús no nos abandonaVida NuevaPor Héctor de Los Ríos L.El mandato del Amor y las Promesas de JesúsSan Juan 14, 15-21Seguimos en el ambiente del cenáculo. Los discípulos están conmovidos por el dolor de la separación y se preguntan cómo serán las cosas después de la partida de Jesús. En este contexto, Jesús pronuncia la enseñanza que leemos este domigo sexto de Pascua.La cuestión es importante, porque a veces sucede que también en la relación con Jesús uno puede llegar a tener la percepción de que Él está lejos de nuestras vidas, que lo sentimos poco y que es prácticamente inalcanzable.En el pasaje de Juan 14,15-21 vemos que Jesús demuestra que así como no abandonó a sus discípulos tampoco nos abandona, siempre estará presente, nos comparte su vida y así como Él y el Padre son uno, así estará en nosotros.En el núcleo del texto vemos que Jesús anuncia la venida de otra ayuda para sus discípulos, el Espíritu de la Verdad , y también su propia venida.Si observamos de cerca el texto notaremos que está enmarcado, por la alusión al práctica del mandato de Jesús. Jesús declara que todas las enseñanzas dadas a lo largo del evangelio no se invalidan con su partida, sino todo lo contrario: permanecen válidas para siempre. Se trata de una condición fundamental: sólo quien se atiene a sus mandamientos puede recibir el Espíritu y abrirse al amor de Jesús y del Padre. El amor por Jesús está estrechamente relacionado con la práctica de sus mandamientos.Leamos despacio el texto: 15Si me amáis, guardaréis mis mandamientos;16y yo pediré al Padre y os dará otro Paráclito, para que esté con vosotros para siempre, 17el Espíritu de la Verdad, a quien el mundo no puede recibir, porque no le ve ni le conoce. Pero vosotros le conocéis, porque mora con vosotros.18No os dejaré huérfanos: volveré a vosotros. – 15Si me amáis, guardaréis mis mandamientos…En el dolor que los discípulos experimentan por la separación, se revela en el amor por Jesús. Pero los discípulos deben demostrar la sinceridad de su deseo de la presencia de Jesús y de la comunión con Él a través de la puesta en práctica de sus mandamientos, la cual nace del amor por su maestro.En el evangelio de Juan, la exhortación a amarnos unos a otros como Él nos amó es la única que se define prácticamente como el mandamiento de Jesús .Pero también todo lo que Jesús hace, de palabra y de obra, es un llamado para hacer lo mismo: “El que crea en mí hará Él también las obras que yo hago…” . Por tanto, poner en práctica los mandamientos es tomarse en serio y con fe el conjunto de sus enseñanzas , dejándose conducir por Él. Jesús permanece presente en su palabra y en las exigencias que ella implica. Quien se deja guiar por la Palabra de Jesús, sigue a Jesús, permanece unido a él y conserva su amor.Con esto se nos dice que el amor no consiste en palabras, sentimientos o recuerdos, sino que se demuestra o verifica en la capacidad de escucha y en la obediencia a las enseñanzas del Maestro Jesús. El verdadero amor a Jesús se traduce en seguimiento de Jesús. Amar es querer, adherirse al amado y asumir su voluntad. Uncategorized