Andenes, ciclovías, buses y tren Por Benjamín Barney Caldas Arquitecto de la Universidad de los Andes con maestría en historia de la Universidad del Valle, y Profesor Titular (Jubilado) de la misma. Docente en la San Buenaventura y la Javeriana de Cali, el Taller Internacional de Cartagena y la Escuela de arquitectura y diseño, Isthmus, en Panamá, e Isthmus Norte, en Chihuahua. Miembro de la Sociedad Colombiana de Arquitectos, la Sociedad de Mejoras Públicas de Cali y la Fundación Salmona.En los primeros 150 días de este año, 93 personas perdieron la vida en accidentes de tránsito en Cali (mas de una cada dos días), según informó la Secretaría de Tránsito. Peatones, motociclistas y ciclistas encabezan la lista, y las autoridades lo atribuyen –equivocadamente- sólo a su imprudencia en las vías, la que si que es evidente. “Vemos, por ejemplo, que los peatones que son adultos mayores son los más vulnerables a ser víctimas de accidentes de tránsito. Su percepción y atención en las vías disminuye. Si a eso le sumamos comportamientos como excesos de velocidad e imprudencia, vemos como se forma el escenario propicio para los accidentes”, dice Maribel Ramírez inspectora del Grupo de Educación y Cultura de la Secretaría de Tránsito (El País, 21/06/2014).La verdad es que esos accidentes y casi todos de los demás, se deben por lo contrario principalmente a la deficiencia de las vías de la ciudad. A la carencia de andenes anchos, llanos, sin obstáculos y continuos, y por supuesto debidamente arborizados, a que son invadidos por carros, vendedores y negocios (otra cosas son las terrazas adjuntas a ellos), a la falta de continuidad de los carriles de las calzadas, a su pésima señalización y demarcación, a la falta de semáforos sincronizados, y a que la gente aquí sencillamente no sabe manejar bien…ni podría hacerlo mientras que las calles de Cali sigan siendo como son. Mientras no existan ciclovías de verdad y ciegamente se siga ignorando el corredor férreo –el principal espacio público de la ciudad- y el tren de cercanías como columna vertebral de la movilidad de Cali y su área metropolitana, y de la ciudad misma.Es cierto que la Secretaría de Tránsito ha tomado medidas de control estrictas, como las fotomultas y la vigilancia a la alcoholemia, pero como asegura James Gómez, director regional del Fondo de Prevención Vial, han generando impacto en las estadísticas pero “en este caso la reducción es muy baja”. Por su parte Ciro Jaramillo, de la Universidad del Valle, afirma con toda la razón que para toda la inversión que se está haciendo en infraestructura “los peatones son altamente vulnerables en las vías porque no cuentan con ningún tipo de protección”. Y Hernando Uribe, de la Universidad Autónoma de Occidente, considera que “cambiar el comportamiento de peatones y motociclistas no se logra solo con sanciones, se necesita un fuerte componente de pedagogía, con proyectos educativos para todos los actores viales”.Al respecto, la Secretaría de Tránsito informa que ha adelantado más de 50 mil capacitaciones sobre comportamiento vial durante 2014, y que en colegios, empresas y escuelas de conducción adelantan campañas para promover adecuadas maneras de conducir. Mas como dice Maribel Ramírez, “eso trae cambios significativos, pero lograr conciencia y cultura ciudadana no se da de un día para otro”. Ya se sabe por las pruebas PISA que los estudiantes colombianos están mal formados, y algo se ha dicho de que sus profesores también lo están. Eso explica el que se le eche la culpa de los accidentes sólo a la gente y no principalmente a las vías, calzadas, separadores y andenes, a su pésimo diseño y mantenimiento. Que se insista en hablar de “movilidad” cualidad de movible, y no de movilización, acción y efecto de movilizar, en este caso personas.