La mejor manera de convertir el ahorro individual en inversión en viviendaPor Humberto GiratáUna de las variables económicas más importantes es la del ahorro, vista como un sacrificio de consumo actual con el objetivo de prever situaciones posteriores que demanden efectivo por posibles disminuciones en los ingresos, llamado efecto precaución o para realizar inversiones, conocido como efecto especulación.Esta realidad tiene más énfasis en las finanzas personales porque la sumatoria de todos los ahorros individuales, vía sistema financiero puede dirigir la demanda interna hacia sectores económicos que ofrezcan nuevos empleos y que jalonen otras industrias de productos complementarios.El sector de la construcción genera oportunidades de crecimiento a 32 industrias, aproximadamente, al aumentar su oferta y precisamente, los ahorros de la gente con el propósito de demandar vivienda u otros activos inmobiliarios hacen que se consolide el sector de la construcción, y simultáneamente, se mejore la calidad de vida de los ciudadanos. Sin embargo, el camino para fortalecer una cultura de ahorro de manera disciplinada y efectiva, tiene su enemigo principal en las tentaciones cotidianas que afecta los bolsillos y consecuentemente, desviando el dinero del ahorro de su objetivo primordial.Respecto a este entorno, un estudio adelantado por el diario español “Expansión”, reconocieron que los consumos que afectan el ahorro son los siguientes:Primero, los gastos innecesarios, como tomar café fuera de casa, el cual es sumamente costoso con relación al que se puede elaborar en casa- Idéntico planteamiento a la compra compulsiva de productos similares.El segundo es no utilizar las tarjetas de crédito. Está comprobado que se gasta más cuando se maneja dinero efectivo más que el dinero plástico porque no se tiene control suficiente sobre las compras.Tercero, comprar al por mayor mercancías que se ofrecen a bajo precio porque su fecha de vencimiento es muy corta y al final, no se consumen a tiempo. Esta ilusión de ahorro es muy frecuente en nuestro medio.El cuarto es comprar cosas baratas que no se necesitan con urgencia, pero la oferta y deseo compulsivo de adquirir mercancías en condiciones económicas favorables deteriora nuestras finanzas porque “lo barato sale caro”.El quinto es ahorrar exageradamente, sin permitirse las más mínimas diversiones, lo cual hace ingrato el hábito del ahorro. El equilibrio en nuestra comodidad racional y nuestros sueños es la medida para no incurrir en este error.Por último, les comparto que un estudio del Banco de la República relacionado con este tema, en el cual identifica las tendencias del ahorro para su inversión en activos. Así, el 44% de los ahorradores de una etapa de productividad laboral alcanzan su sueño de inversión en vivienda. A pesar de los altos costos de casas y apartamentos, las facilidades de los créditos y facilidades, como el Fondo Nacional del Ahorro y los fondos de cesantías.