¿El Petronio bien, y para qué?Por Moisés Banquera PinilloHace varios años, la ciudad de Santiago de Cali celebra el festival Petronio Álvarez con aciertos y cambios continuos buscando siempre mejorar el nivel del mismo. Muchos e innumerables artistas han pasado por las tarimas de los distintos escenarios donde se ha celebrado majestuoso acto que convocaba al comienzo las colonias derivadas del Litoral Pacífico, pero que hoy sus graderías se ven llenas de mestizos, blancos, indios y extranjeros para bien.Cada vez que se convoca su celebración, los grupos folclóricos de las regiones pobres y apartadas se la rebuscan para asistir, competir y ganar. En algunas circunstancias cuando los Alcaldes tienen intereses políticos participan en la financiación de las actividades y de esta manera engalanan bien sea en abundancia o calidad el certamen.Muchos se sienten orgullosos por tener la oportunidad por primera vez de conocer las ciudades, salir por la televisión o mostrar sus dotes innatas sobre el arte de la música. También es bueno recocer el esfuerzo que hace la administración caleña para organizar este evento que en promedio mueve más de 100.000 personas por noche, mueve toda una economía y atrae el interés nacional de la Colombia cultural y musical. Qué bueno que la raza y los pueblos olvidados se muestren al mundo y ponga con su destreza a bailar a la Colombia parecido a ellos y también a la otra Colombia, aquella que está montada en el bus de la inclusión, que tiene las oportunidades y que participa de la repartición de la riqueza económica de la nación.Tantos años de Petronio y por estos días me he preguntado tanta fama para que ha servido, tanto esfuerzo como materializarlo en el diario vivir de estos pueblos que pueda insertar en sus habitantes, la misma alegría que brilla en quienes disfrutan desde las graderías con los ritmos del bambuco, la juga, la chirimía y otros cantos alusivos a nuestra cultura ancestral.Herencia con más de 10 años de lucha, con la empatía que despiertan en los colombianos, con las oportunidades que por su forma de ser han conquistado, puede uno afirmar que son el gran fruto de tanto esfuerzo. Estos muchachos se merecen lo que les está sucediendo y mucho más, pero la gran pregunta es con tanta inspiración, con tanto talento, con tanto estrés por la fama. ¿Se verá reflejado patrimonialmente en la economía de sus integrantes que les garantice una buena calidad de vida y, un futuro promisorio?.En el mismo sentido habrá que preguntarse, fuera de la economía por lo menos en la rotación de productos que generan las pequeñas familias a las cuales han sometido a pagar grandes sumas de dinero para financiar el ciertamente, ¿qué frutos cualitativos y cuantitativos han recibidos las poblaciones dueñas de esta riqueza musical?.A partir de la aparición en la Colombia formal de estos grupos, cuyas utilidades culturales ha usufrutuado el patrimonio cultural del país, sería bueno preguntar si las escuelas de danzas y música folclórica de estas regiones han recibido el apoyo del presupuesto nacional para formar nuevos y más técnicos grupos que cuenten con una enseñanza formal. Aparentemente se mueven grandes recursos en el festival, de los cuales el gobierno nacional pone un gran porcentaje, nunca se ha escuchado malos manejos por parte de la administración. Pero quienes animan las fiestas sin conocer su contabilidad, por el tamaño de los premios es fácil deducir que todos los grupos folclóricos terminan con déficit presupuestal económico, inflación mental por expectativas y deterioro en la calidad de vida en el retorno a sus tierras de origen como consecuencia de los premios recibidos.En lo cultural como una fiesta, como una oportunidad de reencontrarnos con nuestra cultura que bonito que esta gran fiesta se siga celebrando. Pero creo que llego el momento de hacer una autocrítica y valorar la riqueza entregada versus los frutos recibidos.Si la música exponente del Petronio es un patrimonio de los pueblos afros del Pacifico, ya que el mundo nos conoce y la ciudad de Cali nos dio esa oportunidad. Llego la hora de convocar con nuestros cantos al gobierno para que conecte a los pueblos del pacifico, y así los turistas con la ambición de escuchar la marimba y bailar al ritmo de los grupos de Herencia renacientes, dinamicen la economía de estas regiones y nos devuelvan con billetes el disfrute del turismo en las playas del Pacifico y el goce del arte que nos diferencia de la Colombia privilegiada. Gracias Cali 2015.