Domingo Primero: Bautismo del SeñorPor Héctor De los Ríos L.Revelación del Hijo amado Isaías 42,1-4.6-7: «Miren a mi Siervo a quien prefiero» Salmo 29(28): «El Señor bendice a su pueblo con la paz» Hechos de los apóstoles 10, 34-36: «Dios ungió a Jesús con la fuerza del Espíritu Santo» San Marcos 1, 7-11: «Este es mi Hijo amado» El libro de Isaías incluye cuatro «cantos del Siervo de Yahvé», de los que hoy leemos el primero. La primera lectura es un poema que prepara perfectamente lo que luego escuchamos en el vangelio, porque las palabras que Dios dice sobre el Siervo y las que suenan sobre Jesús en el Jordán son muy parecidas. El canto del AT dice: «Miren a mi Siervo, a quien sostengo, mi elegido, a quien prefiero». Isaías describe también cuál va a ser la misión y el estilo de actuación de este Siervo: «no gritará… la caña cascada no la quebrará… promoverá el derecho… te he hecho alianza de un pueblo…». Este servidor es enviado para traer los pueblos a la luz de la verdad y al amor salvador de Dios.El Salmo parece preludiar ya la designación oficial de Jesús como el Mesías y el Rey en el río Jordán. Un Rey que viene a traer la paz. De ahí el estribillo que repetimos: «el Señor bendice a su pueblo con la paz».La catequesis que Pedro hace de Jesús, en casa de Cornelio -en el marco de la apertura de la comunidad a los paganos-, empieza precisamente con el recuerdo del Bautismo de Jesús. El resumen que Pedro hace de este episodio es denso: Jesús, aquel día, fue «ungido por Dios con la fuerza del Espíritu Santo» y así pudo empezar su misión mesiánica. Además, en el cumplimiento de su misión, «pasó haciendo el bien» y haciendo cosas maravillosas, «porque Dios estaba con él».El relato del Bautismo de Jesús que hace Marcos es el más breve de los tres sinópticos y subraya los elementos fundamentales que resumen el significado de este acontecimiento: «cielos abiertos», «presencia del Espíritu Santo» y «voz del Padre»: se abre de nuevo para el ser humano la posibilidad de acercarse a Dios, con la asistencia del Espíritu Santo por voluntad del Padre. Ese nuevo acceso a Dios es lo que inaugura Jesucristo con su Bautismo en el Jordán.El Bautismo de Jesús inaugura su vida pública. Dios se manifiesta en Jesucristo, al presentarlo como el verdadero Siervo, anunciado por el profeta Isaías. Jesús aparece en el Bautismo como el «amado y predilecto» del Padre, sobre el que desciende el Espíritu;El Bautismo significa para Jesús la inmersión en los planes de Dios y en la voluntad del Padre y en su voluntad hasta la muerte de cruz, que es donde termina su bautismo y se da cumplimiento a toda la misión recibida. Su misión queda resumida en «abrir los ojos a los ciegos y sacar de la prisión a los cautivos». La Escritura dirá de Jesús: «pasó haciendo el bien y curando a los oprimidos», la misma misión del Siervo de Yahvé: una misión liberadora.Algunas preguntas para meditar durante la semana1. Medite un momento sobre su propio Bautismo, y lo que éste significa como predilección de Dios para con usted.2. ¿Soy una persona humilde con respecto a mis fracasos y limitaciones? Uncategorized