Por: María Eugenia Ramos Giraldo
Uno de los grandes líderes de la Escuela Moderna de Cambridge, es el historiador Quentin Skinner, que en su obra EL ARTISTA Y LA FILOSOFÍA POLÍTICA, El Buen Gobierno de Ambrogio Lorenzetti, estudia el pensamiento político en su filosofía, lo cual influye en la inmersión y el análisis que hace de la obra de Ambrogio Lorenzetti, quien en “La Alegoría del Buen Gobierno y del Mal Gobierno”, frescos ubicados en la “Sala de los Nueve” del Palacio Público de Siena, muestra en un ciclo pictórico, el asunto político, didáctico y moral en el arte del “Trecento”. Esta obra tiene una gran coherencia con las tesis más importantes de los pensadores analíticos de la Escuela de Cambridge, como son: 1. Todo problema debe ser sometido a análisis. 2. La invalidez de la metafísica. 3. Toda posición sintetizante o intuitiva debe ser rechazada. 4. Todo hecho o tesis debe ser aclarado mediante el análisis.
Ambrogio Lorenzetti, autor de los frescos que trata Skinner, fue un artista italiano nacido en Siena a finales del siglo XIII y fallecido en su ciudad en 1348, es uno de los pintores más característicos de la Escuela de Siena. Según Vasari, era un hombre con “costumbres más propias de un gentilhombre y de un filósofo que de un artista”, lo cual se plasma en los frescos del Buen y Mal gobierno del Palacio Municipal de Siena, por donde desfilan la Concordia, la Templanza y la Seguridad. La descripción sobria y severa, son las principales características para presentar una nueva visión de la sociedad.
Tanto Skinner como Lorenzetti, tratan cada uno en su disciplina, la filosofía política del siglo XIV. Lorenzetti traslada a la poesía de la plástica, los conceptos políticos doctrinarios y simbólicos de gobierno, dibuja por encargo los frescos en la Sala de los Nueve, en el Palacio público de Siena, su ciudad natal. El mensaje que desea transmitir en sus frescos, es el lenguaje cotidiano del buen gobierno, es dar a comprender, enseñar por medio del arte, los conceptos, semblanzas y particularidades de sus alegorías. Expresa con trazos muy adustos y colores muy serios, como en el “Trecento” se encontraba tanto el buen como el mal gobierno, siguiendo los dictados de la “santa virtud de la Justicia”.
Skinner hace énfasis en el significado político-filosófico de los frescos, alude a la filosofía política escolástica para comprender los frescos de Lorenzetti, pero si observamos el fresco, no hay nada, como dice el autor que nos lleve a comparar la pintura de Lorenzetti con el pensamiento Aristotélico o con el Tomista. La visión de la Concordia y de la Paz, fue formulada por primera vez por Tomás de Aquino a finales del siglo XIII. Hay muchos autores de textos políticos entre los que se encuentran semejanzas con Aristóteles, pero de los que se sabe, no tenían conocimiento directo de su obra. El mensaje de paz, está articulado en un lenguaje formal, con mucho énfasis, en la Constitución de Siena de 1309.
El fresco No. 6, la Paz, que Skinner llama la Guerra, es una de las cuatro virtudes a las que les rinden homenaje los 24 Consejeros que están a sus pies. La Paz está acompañada de la Fortaleza y de la Prudencia, donde el autor retoma esta parte del fresco describiéndola y citándola como la “Pax”, no simplemente como la ausencia de la discordia sino una paz victoriosa y segura, relajada al final de la batalla.
Siempre Skinner resalta como Lorenzetti trata el bien y el mal, la Guerra externa y la Discordia interna, la división y el furor de las masas, siempre al lado “sinistro” están los compañeros de la tiranía y enemigos de la paz, cortejando la figura demoníaca central y en cuyo letrero claramente se aprecia “Tyrammides”. A la izquierda de la Tiranía está la Guerra, se protege con un casco y su escudo lleva en oro la palabra Guerra, al igual que los ángeles del mal o antivalores que le custodian, el de la Guerra lo corona al centro, a su derecha la Avaricia y a su izquierda la Vanagloria. Abajo también se encuentra la “Divisio” con los cabellos al aire, contrastando con los cuidadosamente ordenados de la Paz. Salustio menciona que ella siempre se esforzará por desgarrar el cuerpo político.
La bestia negra que está al lado del Tirano, según Skinner es el Furor, que representa las masas, la multitud incontrolable, que armada con una piedra, rememora los Breves de Siena. Las cortesanas que representan los antivalores, están vestidas en azul o negro. En los frescos numerados como 5 y 8, la Justicia, está coronada por la Sabiduría, un querubín que lleva el título en su cabeza, de su mano derecha pende la balanza, esto va en contra de las creencias de Tomás de Aquino, pero también contra las teorías ciceronianas muy cercanas a Lorenzetti, pero aquí la presenta como un poder celestial. No parece pues estar cercana a la Suma Teológica de Tomás de Aquino que sostenía que la razón especulativa era la única manera de participar en la sabiduría divina, pero a la vez que la ley humana no era razón especulativa sino práctica, pues era la capacidad natural del hombre era el vehículo para participar de la ley eterna. La Justicia está por encima de la Concordia, mostrando como los ciudadanos que pasan deben vivir bajo su imperio.
En el fresco 9 Skinner contempla la “Signoría” que desea promover un gobierno virtuoso, está acompañado de la Fortaleza, la Concordia, la Magnanimidad y la Templanza, pero en esta vista que se expone también y siempre, a la derecha está la Paz. Este fresco al mostrar a los ciudadanos sosteniendo la cuerda es una clara alusión de trabajar juntos para mantener la armonía y que cualquier acuerdo como unidad política debe ser voluntario. La procesión de ciudadanos situados en un mismo nivel, muestra la expresión ciceroniana de equidad e igualdad, que es esencial en la conservación de la paz civil. Es importante observar las figuras flotantes de Fe, Esperanza y Caridad, sobre la realeza y que son las cualidades que Santo Tomás de Aquino refiere como Virtudes Teologales.
El fresco denominado como No. 2, representa la ciudad de Siena, con su catedral y su Puerta Romana, la escena central la componen nueve bailarines que danzan frente a otro con pandereta. Dada su posición en el entorno de este paisaje urbano, se ve que cumplen una celebración simbólica. Se aprecian los comercios cerrados, solo trabaja el armero y la vida cotidiana de los habitantes, compagina con la cotidianidad que imprime la Escuela de Cambridge. Representan la Sala de los Nueve, es la Sala del Concejo de Siena.
En las oposiciones que se representan en las figuras de los frescos tomadas por Skinner, observamos que mientras el Buen Gobierno estaba rodeado de virtudes, el Mal Gobierno en su Tiranía posee la Guerra, la División, el Miedo, la Avaricia o la Vanagloria. Los nueve danzantes nos expresan la paz civil, la luz y la gloria que rodean el Buen Gobierno.
Así como Skinner marca los apartes con su “en resumen” siempre en cada fresco el visitante o el estudioso observador, es alertado por el título de cada figura. Éste no será un título sino un epílogo para después de este recorrido saber como el arte puede enseñar no solo los trazos y los colores, sino los significados y como por medio de ese arte se pueden marcar políticas de un gobierno virtuoso como el de la ciudad de Siena.
Finalmente Skinner llega a la conclusión que la representación de temas expresados por Cicerón o Séneca traducidas por los ideólogos de las Repúblicas Italianas en los frescos de Lorenzetti, durante las primeras del Trecento, es la mayor fuente de efectos simbólicos. La traducción pictórica es una ideología con significado histórico.