La llamada del SeñorPor Héctor De los Ríos L.Domingo 2º Ordinario – Ciclo B 1Samuel 3, 3b-10.19: «Habla, Señor, que tu siervo te escucha» Salmo 40(39): «Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad» 1Corintios 6,13c-15a. 17-20: «Sus cuerpos son miembros de Cristo» San Juan 1, 35-42: «Vieron dónde vivía y se quedaron con Él» El tema principal de este Domingo es la llamada de Dios en cada vida humana. La primera lectura nos describe la vocación profética de Samuel Es un texto clásico, modelo de la llamada cristiana o la vocación.. El relieve que se concede en los tres primeros capítulos, a la persona de Samuel, profeta, va a subrayar la intervención de Dios en la historia de su pueblo. Se trata de una vocación en función de un envío: va a acusar a Helí de sus desordenes; como juez y profeta va a purificar el culto y dará al pueblo un rey. La expresión de Samuel:«Habla, Señor, que tu siervo te escucha» (v. 10) denota una disponibilidad absoluta, no sólo a escuchar sino a realizar, una actitud de fe profunda en Dios que le llama.El mensaje paulino a los Corintios nos ofrece los fundamentos teológicos de la moral cristiana en lo que al cuerpo se refiere, basándose en una concepción pascual que considera al cristiano como una persona que ha optado por Cristo: «El que se une al Señor es un espíritu con El» (v. 17).En la antigua alianza la glorificación a Dios consistía en cantar esa gloria presente en los muros del templo. En el verdadero culto de la nueva alianza se trata de hacer que esa gloria esté presente en nuestra manera de comportarnos. Dar testimonio de que Dios está presente en nosotros en espera de que lo esté totalmente en la resurrección de los cuerpos. Resumiendo: la vocación cristiana es un seguir a Cristo, adherirse a El, a su misterio pascual y liberador.El evangelio narra la primera llamada de Jesús a sus discípulos. Ésta es la primera llamada, el primer contacto, el primer encuentro profundo entre Jesús y sus discípulos. A pesar de que ellos están fascinados por Jesús (Juan incluso recuerda el tiempo exacto de su encuentro: «eran las cuatro de la tarde»), ellos todavía no están preparados para seguirlo, pero poco a poco irán asimilando el seguimiento del Maestro y se irán comprometiendo con Él.Toda vocación humana o religiosa sigue de alguna manera el modelo de este evangelio: nosotros descubrimos nuestra vocación poco a poco. Dios respeta nuestro crecimiento y sus demandas son ajustadas al proceso de nuestra vocación.Algunas preguntas para pensar durante la semana1. ¿Estoy consciente de que el curso de mi proyecto de vida es una vocación que viene2. ¿Cómo podría yo describir mi contribución en la vida al desarrollo del Plan de Dios? Uncategorized