Por: Emilio Escobar Gutiérrez
A pesar de invertir una considerable suma de nuestros impuestos en el dragado del cauce del río Cali, en la parte que cruza por la zona urbana para ampliar su capacidad de conducción del caudal en caso de crecientes, la precipitación pluvial del domingo, que duró escasas dos horas, generó situaciones de riesgo que casi cuestan la vida de varios ciudadanos que transitaban por vías aledañas al afluente. El dragado fue un intento vano del alcalde Ospina que con la prepotencia que lo caracteriza pretendía dominar las fuerzas de la naturaleza.
Este dramático registro fotográfico, tomado de la página WEB del diario EL PAÍS de Cali publicado el domingo 8 de mayo, nos muestra el efecto de un torrencial aguacero que cayó en las cabeceras de los ríos Cali y Aguacatal, afectando el oeste y el norte de la ciudad.
El dragado fue insuficiente: en varios sectores las aguas se desbordaron fuera de su cauce y si la precipitación hubiese durado media hora más, el gigantesco hueco del famoso hundimiento de la Avenida Colombia se habría convertido en una enorme piscina por encima del nivel de las superficies circundantes. En esta ocasión las aguas alcanzaron a inundar más de la mitad de las obras.
Hace cerca de un año EL PAÍS publicó una nota en la cual representantes de algunos de los
gremios que apoyaban el nefasto proyecto del túnel de la Avenida Colombia aseveraron, apoyados en el concepto de un reconocido ingeniero civil de la ciudad “que el río Cali no se desbordaría en los próximos cien años”. Hoy, la naturaleza impone su ley y nos da un aviso de su poder el cual debemos respetar y acatar.
En la pasada ola invernal de finales de 2010, las precipitaciones pluviales generadas por el
fenómeno de LA NIÑA cayeron principalmente en la cordillera central, generando en su ladera derrumbes y crecientes de sus ríos con las consecuencias suficientemente divulgadas por los medios. Ahora le correspondió el turno a la cordillera occidental de recibir el aporte hídrico del citado fenómeno natural. Hace tres semanas fueron los ríos Meléndez, Lili y Cañaveralejo, los portadores de su descarga. El pasado domingo correspondió el turno al Cali y al Aguacatal y, como los pronósticos lo anuncian, estos casos pueden repetirse no solamente en este año, sino en los venideros.
Hace algún tiempo dirigí un comunicado al señor alcalde Ospina en la cual le indicaba mi
disposición de denunciarlo penalmente por homicidio culposo si alguna persona perdiese la vida por inmersión en el túnel de la Avenida Colombia que está construyendo contra la opinión y el parecer de la mayoría de los caleños, a causa de una inundación por efectos de la naturaleza. Hoy ratifico esa aseveración, aunque expreso mi sinceros deseos de que ese evento no llegase nunca a ocurrir. 11
Los miembros del gobierno municipal argumentan que el proyecto estará dotado de equipos de bombeo suficientes para evacuar cualquier situación de invasión de aguas al túnel, pero
conocedores de la abulia y la desidia de los funcionarios que sólo buscan su beneficio económico, estos equipos, así hayan sido correctamente especificados, cosa que me permito dudar, muy pronto estarán inservibles por falta de mantenimiento, descuido o por robo de sus partes pues es bien sabido el problema de inseguridad reinante en la ciudad.
Señor Alcalde: ¡CON LA NATURALEZA NO SE JUEGA!