Onceavo mandamiento: ¡Compartir!Por Maurice Armitage CadavidPor varias razones, la Semana Santa es un período que invita a la reflexión, y tanto quienes viven la semana religiosa como quienes no, sentimos que son días de más actividad espiritual que física… Les propongo que entre las reflexiones, pensemos en un concepto sencillo y de mucho valor: compartir.Nadie debería acostarse tranquilo a sabiendas de que existe alrededor de todos, tanta desigualdad y pobreza. Hay una gran diferencia entre preocuparse o inquietarse y solidarizarse o comprometerse con la reducción de la inequidad. No se trata de regalar, se trata de invertir en nosotros mismos para multiplicar la generación de oportunidades y de riqueza en busca de una vida digna para todos.No es una utopía. Entre todos podemos hacer que nadie pase hambre en Cali, que todos encuentren una opción materialmente posible de generar ingresos y que los empresarios creemos empleos dignos y seamos un poco más distributivos y comprometidos con la generación de bienestar.Ya lo he dicho antes: No soy el hombre más religioso, pero estoy totalmente sintonizado con la bondad humana y el propósito constante de ser buena persona. Por eso admiro lo que ha hecho el papa Francisco: En algunos baños del vaticano abrió duchas para habitantes de la calle. Les ofrecen corte de pelo, un kit de limpieza, baño. Es un ejemplo práctico de compartir y promocionar un ambiente con mayor dignidad para los más débiles, que inmediatamente repercute en toda la sociedad. Y eso es posible hoy en Cali. Tenemos los medios para hacer aportes concretos a la ciudad. Creo firmemente en que podemos dar un gran paso hacia una ciudad más incluyente y equitativa.He tenido la oportunidad de trabajar con toda clase de personas, de todos los estratos sociales y sé que quienes han tenido pocas oportunidades, una vez las encuentran, les sacan mayor provecho. Además, en su mayoría son personas agradecidas y leales con quienes se las brindan y terminan retribuyendo con creces lo recibido. Para ponerlo en términos financieros y tratar de valorizar la acción de compartir, se puede decir que es una inversión casi segura.Los empresarios que se atrevan a compartir las ganancias con sus empleados, confirmarán con alegría, y tal vez asombro, que esto deriva en personas más comprometidas con sacar adelante el negocio y que generan una dinámica de trabajo guiada por la eficiencia. Así mismo, la generación de mayores utilidades es una consecuencia lógica de este proceso.Desde nuestra empresa SIDOC, junto a quienes nos han ayudado a construirla, hemos entendido las bondades de repartir las ganancias. Es nuestra manera de todos, ganar. Muchos, por esta razón me tildan de comunista, sin advertir que soy un capitalista que invierte la plata con el socialismo y con este esquema he verificado que no hay mejor fórmula para producir riqueza y bienestar, que compartir.Enfrentamos un nuevo orden económico donde la distribución del ingreso es indispensable para el crecimiento. Desde lo público es importante apoyar y promover sistemáticamente las acciones que los ciudadanos emprenden en sus comunidades, que aseguren el auto crecimiento. Lo tengo claro. Imaginemos una ciudad con habitantes que, dentro de las posibilidades de cada uno, aporta a que su entorno mejore su calidad de vida. Pensemos luego, qué podríamos hacer cada uno y atrevámonos a compartir (Tiempo, conocimiento, oportunidades, alimentos, prendas de vestir, lo que esté dentro de nuestras posibilidades) Soy un convencido de que, en la medida en que uno comparte, la vida misma le compensa, incluso, mucho más.Reflexionemos sobre las ventajas de compartir. Invirtamos en nosotros. Cuando descubrimos que somos felices cuando podemos hacer felices a los demás, ya hemos escogido el onceavo mandamiento. Nada te llena más que compartir. La mejor manera de recibir es dar.