Tercer domingo de PascuaPor Héctor de los Ríos.Vida NuevaJesús resucitado nos abre el entendimientoHechos 3, 13-15.17-19: «Dios lo resucitó de entre los muertos y nosotros somos testigos»Salmo 4, 2-9: «Haz brillar sobre nosotros me resplandor de tu rostro»1Juan. 2,1-5a.: «Tenemos a uno que abogue ante el Padre: a Jesucristo, el justo»San Lucas 24,35-48: «Miren mis manos y mis pies: soy yo en persona»Ante el asombro de los judíos por la curación de un paralitico, Pedro proclama la resurrección de Jesucristo, el Justo despreciado, e invita al pueblo a reconocer su ignorancia, y a convertirse a la fe para ser perdonados.Israel -y después la Iglesia- es un pueblo con Escrituras pero sin «entendimiento». Israel fue un pueblo muy religioso; su historia está marcada por la permanente presencia salvífica de Dios: en efecto, fue liberado de la esclavitud en Egipto, realizó con Dios una Alianza, recibió la Ley, la Tierra prometida, tuvo a los Patriarcas, a Moisés, los Profetas, y creció mucho en su capacidad de oración y en su liturgia.En la segunda lectura Juan hace una presentación misionera de Jesús como abogado ante el Padre, a quien después de la resurrección puede solicitar el perdón de los pecados, puesto que se entregó, siendo justo, como víctima de propiciación por nuestros pecados. Juan nos invita a confiar en Jesús, que entregó su vida para liberarnos del pecado, y a llevar una vida nueva de acuerdo a la fe que profesamos.En el Evangelio, Lucas nos señala que es en la experiencia comunitaria de «compartir el pan» como los discípulos abren su entendimiento y reconocen al Señor resucitado caminando y compartiendo con ellos. Jesús, mostrando a sus discípulos las huellas de sus heridas, y compartiendo con ellos el alimento, les abre su entendimiento para que comprendan las escrituras. Los discípulos de Jesús convivieron con Él y participaron activamente en su misión; sin embargo, su ceguera era similar a la de cualquier judío. No comprendieron sus enseñanzas ni sus gestos, y mucho menos su muerte en la cruz. Se hizo necesario que el mismo Señor, resucitado, les «abriera» el entendimiento, para que lo reconocieran y Io experimentaran VIVO de un modo nuevo.Nosotros, Iglesia de Jesucristo Resucitado, estamos invitados a mostrar un rostro transfigurado, glorioso, resucitado, que ayude a comprender el sentido de las Escrituras, y con ello el sentido de la vida y la historia humana, para que en ella se reconozca la presencia de Jesús resucitado, y se perciba con claridad la historia como Historia de Salvación…Nosotros sabemos que LA PAZ no es fruto de buenas intenciones sino el resultado de compromisos serios y, a veces conflictivos y dolorosos, en favor del reinado de la Verdad, la fraternidad y la justicia.Algunas preguntas para pensar durante la semana.1. ¿Cuáles son las huellas de crucifixión que está mostrando la Iglesia para hacerse digna de confianza en su propuesta de paz?2. ¿Mostramos la Iglesia como una comunidad «resucitada», que ha ido venciendo, con la fuerza del amor, sacrificios, renuncias y persecuciones en favor del pueblo? CPC