Por: Benjamin Barney Caldas
Una mejor ciudad requiere una autoridad única para organizar y reglamentar el tráfico y el transporte público y privado. Es decir, una Secretaria de Tráfico y Transporte que trabaje conjuntamente con la Empresa de Servicios Públicos y la Oficina de Catastro bajo la coordinación de la Secretaria de Planeación, en lo que tiene que ver con el crecimiento del perímetro urbano, la renovación de sus diferentes zonas, la densificación de la ciudad y su zonificación, el uso del suelo, los impuestos prediales y de industria y comercio, y la movilización interna, como la de la región inmediata. Es la única manera de planificar una ciudad, a largo plazo y para beneficio de todos, cuyo suelo es una propiedad privada con la cual no solo se negocia si no que se especula, especialmente cuando crece mucho y muy rápido.
La Secretaria de Planeación se debe ocupar, tambien, del diseño de las calles, avenidas, autopistas urbanas y, mediante concursos públicos, de todos los equipamientos urbanos, plazas, zonas verdes y parques, como ordena le Ley, además de elaborar las normas urbano arquitectónicas para los diferentes edificios que conforman la ciudad. Y por supuesto debe estar dirigida por un urbanista reconocido y contar con una junta directiva de conocedores del tema y la asesoría de las escuelas de arquitectura e ingeniería locales junto con las agremiaciones profesionales pertinentes. Funcionarios y, especialmente, asesores, cuya permanencia en el cargo debería ser lo mas larga posible, y en consecuencia no debería depender de los alcaldes, y cuya función sería vigilar que se cumpla el plan de la ciudad, y actualizarlo solo cuando sea necesario.
La Secretaria de Gobierno, por su parte, debe garantizar el control cotidiano de la ciudad y que se cumplan unas mínimas normas de comportamiento urbano, obligatorias para todos los ciudadanos y acordadas en el Consejo. Igualmente debe velar por la protección del patrimonio de la ciudad, pero no apenas del que es considerado de interés cultural, sino todo lo construido, puesto que representa una considerable inversión económica, energética y social. Tambien debería ocuparse de la vigilancia de los parques, áreas verdes y reservas naturales vecinas, y por supuesto de las cuencas de los ríos de la ciudad a lo largo de todo su recorrido. Pero tambien de las explotaciones mineras y agropecuarias inmediatas, como de los perímetros industriales cercanos.
Para todo lo anterior se debe contar con una Policía Municipal, debidamente uniformada y equipada, como existe en tantas partes del mundo. No solo debe vigilar el tráfico y garantizar la seguridad de los ciudadanos en los espacios públicos y el mantenimiento del orden público, sino ver que se respeten las normas urbanísticas y de convivencia ciudadana, y vigilar el cuidado de las vías por parte de la Secretaria de Obras, como que se lleve a cabo oportunamente su limpieza, higiene, salubridad y ornato. Debe estar a las órdenes de las autoridades políticas de la ciudad, dejando que la Policía Nacional y el DAS se ocupen de los delitos y el crimen organizado, con los que por supuesto debe estar debidamente coordinada. Y las fuerzas militares deberían ser las que se ocupen exclusivamente de la subversión.