El Jodario

Por Gustavo Alvarez Gardeazabal

La revista Semana ha minimizado las diferencias filosóficas y de criterios entre el fiscal Montealegre y el Procurador Ordóñez mandándolos a callar.

Si en este país las discusiones se ventilaran dentro del sano criterio de la razón y no dentro de los márgenes de la estigmatización, nadie tendría porqué mandar a callar a dos figuras del país que piensan distinto, se respaldan en fundamentos opuestos y tratan de hacerlos visibles en el comportamiento jurídico de una nación, que como democrática que dice ser, debía alentar el alegato sobre esas diferencias, no apasionarlo.

Ordóñez, quien acaba de ser recibido en la Real Academia Española de Jurisprudencia, ha sido formado en el realismo jurídico y se apoya seguramente en el pensamiento aquiniano y en Vilé y Goitisolo.

Montealegre, externadista pero especializado en Alemania, ha sido defensor del voluntarismo judicial que permite la interpretación. Para algunos, resulta más moderno y para otros, violatorio del derecho natural.

Ambas posiciones frente a la evolución del proceso de paz son válidas siempre y cuando respetemos la diversidad de pensamiento. Ordóñez es la derecha racional, ortodoxa. Montealegre, la izquierda práctica, la no dogmática. Como tal, el procurador acepta las negociaciones de paz, pero pide que se ciñan a lo que ya es ley. El Fiscal interpreta la ley estricta y con criterio realista propone ajustarla para terminar la guerra.

No se puede seguir creyendo que es una pelea entre un calvo y un señor con cargaderas. Menos llegar a decir que el uno es Napoleón y el otro Carlomagno. Son dos voces distintas que no deben callarse.

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