Por Héctor De los Ríos L.

Vida Nueva

Evangelio San Mateo 28,16-20

Alegrémonos con la certeza de que Él está con nosotros, su presencia nos fortalece para que no desfallezcamos en la tarea que nos ha dejado, pero también, para que no caigamos en la tentación de hacerla a nuestra manera.

En momentos de oración y reflexión hemos sentido la voz de Dios y la moción del Espíritu Santo de salir de nosotros mismos, romper las fronteras y encontrar una razón más para llamarnos discípulos y sentirnos misioneros. Esto no le ocurre solo a los sacerdotes o consagrados, el Papa Francisco dijo: “Hago un llamamiento a todos aquellos que sienten la llamada a responder con generosidad a la voz del Espíritu Santo, según su estado de vida, y a no tener miedo de ser generosos con el Señor.”

Mensaje del Papa Francisco, Jornada Mundial de las Misiones 2013

Viaje Apostólico de Benedicto XVI a Sidney, JMJ

Nosotros, que también somos Iglesia, estamos llamados a hacer misión. Así como Jesús subía a la montaña para orar a su Padre y acudía al Espíritu Santo para garantizar a los suyos la continuidad de esta historia de Salvación, así mismo, debemos imitar esta comunidad de Amor y dar cumplimiento a la misión que se nos ha encomendado como un solo cuerpo, en donde cada uno cumple una tarea específica.

El Papa Benedicto XVI nos dice: “… reciban el Espíritu Santo, para ser Iglesia. Iglesia significa estar todos unidos como un cuerpo que recibe su influjo vital de Jesús resucitado. Este don es más grande que nuestro corazón, pues brota de las entrañas de la santísima Trinidad. Fruto y condición: sentirse parte unos de otros, vivir en comunión. Por eso, queridos jóvenes, acojan en su interior la fuerza de vida que hay en Jesús. Déjenlo entrar en su corazón. Déjense moldear por el Espíritu Santo.”

Sigamos nuestra meditación con estas preguntas:

¿Acudo al llamado misionero que el Señor me hace? ¿Cómo vivo el ejemplo de la Santísima Trinidad que es Comunidad de Amor? ¿Brindo amor efectivo en mi comunidad? ¿Oramos juntos para consagrar la misión al Padre, Hijo y Espíritu Santo?

Eres Dios, uno y trino, el misterio de la fe que me envuelve.

Por el llamado de tu Hijo me hago discípulo, por la unción de tu Espíritu Santo, llevo conmigo el poder del misionero.