El Jodario

Por Gustavo Alvarez Gardeazabal

La Superintendencia de industria y comercio tiene en salmuera a los cementeros, los azucareros, los pañaleros y los del papel higiénico.

Como el cemento es un producto que se requiere en todo el país, pero ningún colombiano sabe cuánto vale un bulto en Panamá, en Quito o en México, el precio que las cementeras ponen dizque aparece como cartel porque salvo uno que otro comerciante que se ha atrevido a importar lo conoce. Por eso, los quieren multar con miles de millones.

El azúcar hace parte de la canasta familiar, así nos digan en todos los tonos que no la comamos porque nos engorda. El precio del azúcar en tiendas colombianas no es elevado frente al precio internacional, que se publica todos los días y según estadísticas, pese a la súper producción nacional, hay quienes traen azúcar importada de más mala calidad, pero la venden al mismo precio.

Como los ingenios azucareros son once y todos están situados en el Valle y como en ese fértil territorio solo se sembró caña, si la Super les mete la mil millonaria multa que propuso (porque cree que son un cartel que fija los precios y no que se rige por el mercado internacional), 5 de los 11 ingenios se tendrían que declarar en quiebra para pagar.

No sé si a las cementeras les vaya a pasar lo mismo, finalmente son solo tres y media, pero no tienen la competencia de los fabricantes de dulces y chocolates que quieren hacer cerrar los ingenios del Valle y dejar a 70 mil personas sin empleo para traer azúcar importada.

El neoliberalismo entregó el control de lo que producimos o importamos a la dinámica del mercado. Pero cuando se mete el Gobierno a fijar precios, ni capitalismo ni mercado: la embarrada fija.

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