El Jodario

Por Gustavo Alvarez Gardeazabal

En Cartagena, la ciudad turística por excelencia, hay dos verdades de puño que ofenden al visitante. La primera es que no quieren turistas mayores de 60 años. La segunda, que en Cartagena, el mejor hospital es un avión.

Es tan mínimo el servicio médico para una urgencia en salud, que muchos prefieren tomar un avión para irse al interior a buscar el tratamiento.

Y se han encargado de no captar el cada vez más creciente mercado mundial de turistas de la tercera edad porque en el aeropuerto Rafael Núñez no existen los llamados ‘gusanos’ para subir o bajar de los aviones.

En Cartagena hay que trepar o resbalar de los aviones por unas escaleras casi verticales que los viejitos usamos con máximo riesgo.

Para corregir la falla hospitalaria, un grupo de inversionistas encabezado por Daniel Haime y Rafael Simón del Castillo, con un empeño admirable, comenzaron a principios de este año la construcción de un gran proyecto urbanístico, ‘Serena del Mar’, en La Boquilla, en un hospital de primera categoría.

Para ello, se aliaron con la Universidad de Los Andes y la Fundación Santa Fe. Trajeron los más famosos arquitectos judíos del mundo, los médicos del hospital de John Hopkins y mientras más crece la obra, más descresta.

En el aeropuerto, en cambio, el buena gente de Gustavo Alberto Lenis, de la Aerocivil, habla y habla de inversiones, pero nunca del buen trato a los viejitos que podrían llenar los hoteles de Cartagena en temporada baja.

Y como la ministra de Trasporte todavía camina derechita y solo viaja a Barranquilla, ni cuenta se ha dado.

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