El Jodario
Por Gustavo Alvarez Gardeazabal
Mi abuela, con especial debilidad por las plantas, nunca le dejaba sembrar ni semilla ni mata nueva a una de sus hijas. Decía que hay gente que nace con la mano secadora, y es verdad.
En la política colombiana se están viendo varios casos por estos días de manos secadoras. Mientras Álvaro Uribe sale de su nicho de enemigo de la paz a proponer una fórmula de sitios de transición para concentrar a las guerrillas y reverdece la esperanza de coincidir todos en una Colombia sin guerra, las amas de casa a quienes les entregó equivocadamente la organización del Centro Democrático, secan toda posibilidad de éxito político.
Al mismo tiempo, el guerrillero de hace 25 años, Antonio Navarro, sobreviviente casi único de una agrupación tan singular como lo fue el M-19 (llenos de ideas y de inventivas en su trajinar bélico) propone una papeleta para que el 25 de octubre dizque les pongamos límite a las conversaciones de paz. La idea es tan ilusa y descabellada que nació muerta.
El uribismo proclamó en Antioquia a la despampanante Liliana Rendón como candidata a la gobernación y todas las posibilidades de triunfo que ella tenía si hubiese ido en solitario se las secaron las amas de casa que manejan al partido de Uribe.
En el Valle esas mismas amas de casa cometieron doble equivocación, lanzaron a Angelino para que los santistas lo inscribieran como candidato a alcalde y se adelantaron, sin motivo, a proclamar la candidatura de Christian Garcés a la gobernación cuando el hombre apenas estaba recogiendo firmas para ser tercería cívica y la secaron como a las maticas de mi abuela.
@eljodario