El Jodario
Por Gustavo Alvarez Gardeazabal
Hace unos meses los Estados Unidos sacaron de la lista de grupos terroristas a las Farc, muy probablemente para ayudar a empujar adelante las conversaciones de paz de La Habana.
La decisión tomada por las Farc de usar el terror contra la población civil, ha resultado catastrófica para muchas regiones del país, para la imagen del grupo guerrillero, pero sobre todo para las conversaciones de paz.
Cuando un grupo alzado en rebeldía contra las fuerzas constitucionales deja de librar la batalla con las armas convencionales frente al ejército y policía, y prefiere volar torres de energía, carreteras, puentes y oleoductos, de los cuales se beneficia la población civil, ha entrado en el uso del terrorismo.
Lo sucedido en Tumaco era para que en todas las embajadas de Colombia se hiciera un esfuerzo mayúsculo de difusión del daño ecológico causado al río Mira y al mar Pacífico y sobre todo, del crimen que significa para una ciudad de 150 mil habitantes quitarles el agua potable por 45 días.
La guerra de las Farc cambió radicalmente. Ya no es contra las Fuerzas Armadas constitucionales, es contra la población civil que se ve perjudicada. Es contra la ecología que defiende el mundo entero, es contra el derecho elemental a tomar agua.
Y que no nos vengan con el cuento de que son laterales inevitables de la contienda. Usar específicamente la violencia contra la población civil es cambiarle el sentido a la guerra.
Lo duro, como ya lo escribió el sábado Gustavo Duncan, vendrá si no se firma la paz porque en vez de guerra tendremos una ola de terrorismo que llevará al pánico y de allí a quien sabe dónde.
@eljodario